Los niños y los adolescentes siguen siendo traicionados. Sacrificados al “ídolo dinero”, como dice el Papa Francisco. Las noticias de estos momentos lo denuncian en toda su atrocidad, más allá de los eufemismos publiperiodísticos.

En Albania, se destapó la desaparición de a lo menos 500 niños internados en un centro de acogida para huérfanos o abandonados. Pero lo más horroroso es que se han encontrado indicios de que esos niños fueron, “cosechados” para el mercado de órganos destinados a trasplantes. Y se teme que el número de esos niños sea finalmente muchísimo mayor.

El Consejo Europeo para Refugiados reveló que de los inmigrantes ilegales rescatados en los últimos meses, 9 mil son niños, y de ellos 6 mil huyeron solos de sus hogares, y, cuando logran salir o escaparse de los centros de acogida de los gobiernos, se lanzan a deambular por Europa sin dinero, sin techo ni comida.

En tanto, el Gobierno de Barak Obama deportó el año último más de 72 mil inmigrantes ilegales, padres de familia con hijos nacidos en Estados Unidos, y hay una masa estimada en 50 mil niños que han sido detenidos desde octubre pasado y que se encuentran completamente solos.

Es importante que nos tomemos en serio a los chiquillos. A veces, sin querer, los traicionamos atrozmente.

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