Ucrania firmó el viernes un acuerdo histórico de asociación con la Unión Europea, que suscitó una dura reacción de Rusia, presionada por la UE para que rebaje la tensión en el este separatista del país antes de tres días.

El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, propuso prolongar durante ese mismo tiempo el alto el fuego decretado en el este de Ucrania.

También exigió la liberación de los rehenes, entre ellos los observadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) y poner fin a las “infiltraciones” de armas y combatientes, reveló una fuente diplomática europea.

Sin embargo, el jefe de Estado ucraniano se reserva la decisión de prolongar la tregua, que expira a las 19:00 horas, hasta su regreso a Kiev el viernes por la noche, según la agencia Interfax.

El viceministro de Relaciones Exteriores ruso, Grigori Karasin, advirtió que la firma tendría “consecuencias graves” para Ucrania.

Los dirigentes de la UE, reunidos en Bruselas, dieron a Rusia un plazo de tres días para que tome una serie de medidas concretas para pacificar el este de Ucrania, so pena de más sanciones.

Las medidas concretas que exigen los líderes europeos incluyen la liberación de todos los rehenes, la devolución a las autoridades ucranianas de tres pasos fronterizos, negociaciones sobre el plan de paz ucraniano y un mecanismo de vigilancia de su aplicación.

Un “gran día” para Ucrania y la UE

“¡Qué gran día! Posiblemente el más importante para mi país desde la independencia” en 1991, declaró Poroshenko en Bruselas antes de la firma de este acuerdo comercial, que busca suprimir la mayoría de las barreras aduaneras entre los países de la UE y Ucrania, país de 45 millones de habitantes con importantes sectores metalúrgicos y agrícolas.

El rechazo a firmar este acuerdo en noviembre provocó la destitución meses después del entonces presidente Viktor Yanukovich tras una oleada de protestas proeuropeas y el inicio de una insurrección prorrusa en el este del país, donde Kiev lanzó una operación militar en abril que ha dejado más de 400 muertos.

En Rusia, el presidente ruso, Vladimir Putin, lamentó la firma del acuerdo.

“El golpe de Estado anticonstitucional en Kiev y los intentos para imponer al pueblo ucraniano la elección artificial entre Europa y Rusia empujaron a la sociedad hacia la división y hacia una dolorosa confrontación interna”, declaró Putin a la televisión rusa.

Georgia y Moldavia, también ex repúblicas de la URSS, firmaron el viernes el mismo acuerdo con la UE.

Rusia teme una llegada a su territorio de productos fabricados en la UE vía Ucrania en detrimento de su producción nacional y estima que Kiev no puede mantener relaciones comerciales privilegiadas al mismo tiempo con Bruselas y con Moscú.

Por su parte, el gigante del gas ruso Gazprom amenazó con reducir sus entregas a las compañías europeas que suministran gas a Ucrania en “flujo invertido”. Desde el corte de gas ruso el 16 de junio, Ucrania se ha vuelto hacia Europa para recibir parte del gas ruso que los países europeos importan, y a un precio menor que el que Moscú fija para Ucrania.

110.000 personas huyen de Ucrania

Desde comienzos de 2014, unas 110.000 personas huyeron de Ucrania a Rusia y otras 54.400 prefirieron abandonar sus hogares rumbo a otros puntos del país, anunció el viernes la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Representantes de Kiev y líderes separatistas llevaron a cabo también una tercera ronda de conversaciones indirectas en Donetsk, si bien los combates continuaron estos últimos días en el este del país.

Cuatro observadores de la OSCE retenidos el 26 de mayo por prorrusos fueron liberados el jueves en la noche.

Un segundo equipo de observadores, que tenían su sede en Lugansk, se encuentra retenido en algún lugar del este desde el 29 de mayo.