Una cristiana sudanesa, amenazada tras la anulación de su condena a muerte por apostasía, permanecía refugiada este viernes junto a su familia en la embajada de Estados Unidos en Jartum, donde se sintieron más aliviados gracias a la “amable” acogida del personal.

Meriam Yahia Ibrahim Ishag, de 26 años, se refugió en la embajada después de haber sido detenida, condenada a muerte, liberada esta semana, detenida de nuevo cuando intentaba salir del país, acusada de utilizar documentos falsos y puesta en libertad el jueves.

Tras esta liberación, que representa el último episodio de este trágico serial que suscita la indignación de la comunidad internacional, Ishag encontró refugio en la muy protegida representación diplomática en la periferia de Jartum.

“Realmente, se está bien”, declaró a la AFP por teléfono Daniel Wani, esposo de la mujer, quien añadió que el personal de la embajada había sido “muy amable y muy atento”.

Wani, quien tiene la doble nacionalidad estadounidense y sursudanesa, confirmó que la familia había pedido protección a la embajada a causa de las amenazas de muerte contra su esposa.

Las autoridades sudanesas no han realizado ningún comentario por el momento.

Meriam Yahia Ibrahim Ishag es hija de padre musulmán y de madre cristiana ortodoxa, quien la educó en su confesión después de que el padre las abandonara cuando tenía 5 años.

Según el arzobispado católico de Jartum, Ishag se convirtió al catolicismo justo antes de casarse con Wani a finales de 2011. Hombres, que dicen formar parte de la familia paterna, iniciaron las acciones judiciales por apostasía, añadió el arzobispado.

- “En un lugar seguro” -

En Washington, Marie Harf, portavoz del departamento de Estado, indicó el jueves que Ishag y su familia se encontraban “en un lugar seguro” y que el gobierno sudanés garantizó que “la familia continuaría a salvo”.

La condena a muerte de esta mujer el 15 de mayo suscitó la indignación de los gobiernos occidentales y de grupos de defensa de derechos humanos.

Un tribunal de apelaciones anuló el lunes su condena a muerte por apostasía y ordenó su salida de prisión, donde se encontraba detenida junto a su hijo de 20 meses y su hija pequeña nacida en prisión.

Los magistrados sudaneses habían condenado a muerte a Meriam Yahia Ibrahim Ishag en virtud de la interpretación de la sharia (ley islámica) vigente en el país desde 1983 y que prohíbe las conversiones.

Desde su liberación, la joven permaneció escondida al recibir amenazas de muerte e incluso intentó huir del país a través del aeropuerto de Jartum con su familia.

Según su marido, en el aeropuerto, agentes de seguridad nacional detuvieron a Ishag, quien se encontraba escoltada por diplomáticos de la embajada estadounidense.

Las autoridades la acusan de presentar documentación falsa y dar informaciones falsas para salir del país. Tras permanecer 48 horas detenida, la joven cristiana fue puesta en libertad el jueves.

Estados Unidos afirmó que hacía todo lo posible para que la joven y su familia llegaran al país.

Sin embargo, el abogado de Ishag, Mohannad Mustafa, indicó que hay “una causa penal” abierta contra la joven, por lo que “no puede abandonar Sudán”.

Según la organización Christian Solidarity Worldwide, los “actos represivos” contra las minorías religiosas en Sudán han aumentado desde finales de 2012.