El exceso de grasa abdominal no sólo constituye un problema estético, sino también, el foco propicio para la acumulación de una enzima, que es capaz de gatillar una serie de patologías tales como: obesidad, hipertensión, diabetes, colesterol alto, entre otras patologías.

Este conjunto de enfermedades y los factores de riesgo asociados, también se conocen como síndrome metabólico, el cual afecta a aproximadamente un 30% de la población mundial.

Dicho hallazgo, descrito por científicos chilenos del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII), podría tener próximamente una salida terapéutica. El mismo grupo de expertos ha identificado que esta enzima –una proteína que acelera ciertos procesos biológicos-, al ser inhibida o bloqueada, podría detener el avance de estas enfermedades que son de alta frecuencia en el mundo.

“Nuestra meta es generar una pastilla o medicamento que pueda evitar todos estos problemas derivados de la obesidad, que es la gran epidemia del siglo XXI”, explica el Dr. Carlos Fardella, endocrinólogo de la Universidad Católica, y quien dirige estos estudios junto a un grupo de profesionales de la salud y científicos.

Las investigaciones para validar la eficacia de estos fármacos, se han realizado en modelos computacionales con apoyo del doctor en Química Farmacéutica, Carlos Lagos, y en cultivo de células in vitro, con la participación de la doctora en Bioquímica, Andrea Vecchiola.

El paso siguiente es conocer su acción en ratas de experimentación. “Si pasamos esta fase demostrando que podemos bloquear la enzima, podremos iniciar los estudios en seres humanos”, comenta el especialista.

ATACANDO LA CAUSA

Con el apoyo del IMII, CORFO y FONDEF, el Dr. Fardella y su equipo que además lo componen el Dr. Cristian Carvajal, Dra. Carmen Campino y Dr. René Baudrand, han indagado en diversas líneas relativas a la obesidad y el síndrome metabólico, buscando identificar sus causas y potenciales blancos terapéuticos.

“En la actualidad hemos estudiado más de 700 pacientes chilenos en los cuales detectamos alteraciones en esta enzima llamada 11 beta hidroxi esteroide deshidrogenasa tipo 1, que se relaciona con la generación de cortisol en la grasa”, comenta el endocrinólogo.

Esta enzima aumenta la conversión de cortisona, que es un esteroide inactivo en cortisol. Y a su vez, el cortisol, conocido como la hormona del estrés, tiene por función incrementar el nivel de azúcar en la sangre, suprimir el sistema inmunológico y ayudar al metabolismo de grasas y proteínas. Sin embargo, Fardella explica que cuando el cortisol sobrepasa el índice normal, aparecen trastornos del metabolismo nocivos para el individuo tales como: presión alta, diabetes, insulino resistencia y problemas de colesterol.

Con estos antecedentes, podemos decir que entre más grasa abdominal existe, mayor es la presencia de esta enzima. Y al producirse más enzima, hay más nivel de cortisol. Esta hormona es finalmente la responsable de favorecer este grupo de enfermedades”, comenta el experto.

Asimismo, explica que al producirse este aumento del cortisol en el tejido adiposo abdominal, posteriormente llega mayor cantidad de hormona al hígado, donde se metaboliza y ya no es posible medirla en la sangre como cortisol. Sin embargo, muchos pacientes que se han medido esta hormona obtienen resultados normales.

“Afortunadamente, gracias a la adquisición de nueva tecnología y a la experiencia y habilidad del químico Fidel Allende y de la doctora Sandra Solari hemos podido determinar estas otras sustancias, llamadas tetrahidro derivados, lo que nos ha permitido mejorar el diagnóstico de los sujetos afectados”, señala.

A partir de este hallazgo, el Fardella y su grupo, han logrado medir estos metabolitos en la orina, determinando cuál es el nivel real de cortisol en el organismo.

“Esta medición de los tetrahidro derivados fue desarrollada en la escuela de Medicina de la UC y se encuentra disponible en muy pocas partes de Latinoamérica. La meta ahora, es comenzar a realizar estos exámenes de forma rutinaria en nuevos pacientes, probablemente a partir del próximo año. También seguiremos observando qué sujetos tienen alteración en esta enzima”, explica.

TRATAMIENTO Y PREVENCIÓN

Poder frenar la actividad de esta enzima y con ello la producción de cortisol a nivel abdominal, permitirá un nuevo enfoque terapéutico para las personas que sufren de un síndrome metabólico. Por esta razón, es que todos los conocimientos desarrollados hasta la fecha referidos a la enzima, y a potenciales drogas que permitan inhibir su acción, prometen un buen futuro para las personas afectadas, a juicio del investigador.

Pero junto a los posibles blancos, el doctor Fardella señala que es muy importante considerar un plan de prevención que promueva el estilo de vida saludable.

En ese ámbito, la alimentación sana y una disminución en el consumo de sal, también jugarían un rol fundamental en la salud de las personas y en la mantención de un buen estado físico. La realización de ejercicio y evitar el crecimiento de grasa abdominal, serían vitales también en materia preventiva.