El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, propuso un diálogo a los rebeldes prorrusos que no estén involucrados en casos “de asesinato ni tortura” al exponer el domingo su plan de paz apoyado por Moscú, que reclama sin embargo más garantías.

El dirigente pro-occidental se dirigió a la Nación en un discurso por televisión, tras haber decretado un alto el fuego de una semana a sus tropas que combaten desde abril los insurgentes en el este del país, donde han muerto al menos 37 personas.

Pero los intercambios de disparos seguían. Las tropas ucranianas decían recurrir a los disparos de artillería para repeler los ataque de los rebeldes, que rechazaron el alto el fuego provisional destinado a su desmantelamiento.

El presidente ruso, Vladimir Putin, manifestó su apoyo al plan de paz de Poroshenko al tiempo que llamó a un “diálogo sustancial” entre Kiev y los rebeldes prorrusos. “Es importante que el diálogo entre las partes en conflicto se base en este plan de paz”, dijo el domingo.

Putin pidió también a Kiev que ponga fin a sus operaciones militares. “Las operaciones militares no han cesado”, dijo. “No sé decir quién está detrás de esto”, añadió.

- ‘El plan de paz, nuestro plan A’ -

“Están jugando a policía y ladrón, en ambos bandos”, comentó a la AFP el experto político ruso Kostantin Katachev. Putin, asegura, envía “mensajes contradictorios” para obligar a su homólogo a sentarse en la mesa de negociaciones con los separatistas.

En su discurso de 12 minutos, Poroshenko afirma que “el escenario pacífico es nuestro principal escenario. Es nuestro plan A”.

“Pero quienes tengan intención de utilizar estas negociaciones de paz con el único objetivo de ganar tiempo y de reunir a sus fuerzas deben saber que tenemos un plan B detallado. No voy a hablar ahora porque creo que nuestro plan pacífico vencerá”, añadió.

Un jefe rebelde había considerado anteriormente que los esfuerzos de Poroshenko eran “insignificantes” mientras no incluyeran la retirada total de las tropas ucranianas en el este y un reconocimiento de su independencia.

“Unos puntos de vista totalmente opuestos no serán una barrera a la participación en las negociaciones. Estoy dispuesto a conversar con aquellos extraviados que habrían adoptado por error posturas separatistas. Con la excepción, por supuesto, de aquellos implicados en actos de terrorismo, de asesinato o de tortura”, declaró el presidente, investido el 7 de junio y apoyado por los dirigentes occidentales.

El plan de paz fue desvelado hace unos días en la página de internet de una televisión local. Pero no mencionaba un diálogo con los separatistas. Aludía simplemente una amnistía para “quienes entreguen las armas y no hayan cometido crímenes graves”.

El plan de paz incluye la creación de una zona tampón de 10 km en la frontera entre Ucrania y Rusia y un corredor para los mercenarios rusos que les permita volver a su país una vez hayan entregado las armas.

Estipula también el fin de la “ocupación ilegal” de los edificios de la administración regional de Donetsk y Lugansk controlados por los rebeldes, la organización rápida de elecciones locales y un programa para la creación de empleos en la región.

Contempla la descentralización del poder y la protección del idioma ruso.

En paralelo a los esfuerzos para reducir la tensión, Kiev y sus aliados occidentales se preocupan por la presencia de nuevas fuerzas rusos en la frontera.

Francia y Alemania pidieron el domingo en conversación telefónica al presidente Putin que “favorezca el reinicio de las negociaciones” en Ucrania y llamaron a todas las partes a cesar las hostilidades.