Cuando parecía haber terminado, la guerra en Irak rebrota, incidiendo en la carrera electoral en Estados Unidos, con una oposición republicana que reprocha al Partido demócrata la temprana retirada de las tropas de ese país, donde los combatientes radicales sunitas avanzan hacia Bagdad.

Hasta hace poco, los políticos estadounidenses planeaban la primera elección legislativa desde 2000 en la que Irak no sería tema de campaña política.

Pero eso se terminó con el avance de los combatientes radicales sunitas que han tomado la mayor ciudad del norte de Irak, Mosul, desplazaron a miles de personas, dejaron un número no establecido de muertos y a los países occidentales temiendo una nueva ola de violencia.

De modo que el conflicto que Obama había dado por finalizado será un tema en las próximas elecciones legislativas de medio mandato en noviembre. Los republicanos le reprochan al gobernante que malgastó los beneficios de una guerra sangrienta casi ganada, cuando sacó todas las tropas de Estados Unidos en 2011.

Aseguran que la retirada de los soldados abrió un espacio para la expansión del extremismo.

La guerra podría acechar también la carrera a la Casa Blanca en 2016, en las que la exsecretaria de Estado Hillary Clinton se postularía como heredera del legado de Obama.

Obama “dejó a Estados Unidos más débil y dejará problemas sustanciales a su sucesor”, dijo el Senador republicano Mitch McConnell.

McConnel es el líder de los republicanos moderados que derrotaron a los candidatos conservadores del Tea Party en las primarias de estados clave en mayo, por lo que tienen posibilidades de recuperar el control total del Congreso en noviembre.

El senador republicano Marco Rubio, del Tea Party, también está usando el tema de Irak como un ejemplo de los fracasos del gobierno de Obama.

Es “casi como que estamos abrumados por el número de crisis y conflictos que surgen como consecuencia de la incompetencia y en algunos casos de la política de la administración”, dijo Rubio al canal Fox News.

Para John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, “el hecho de que la administración Obama no haya logrado un acuerdo sobre el Sofa (estatuto jurídico de las tropas estadounidenses en Irak), tiene consecuencias graves para Irak y los intereses estadounidenses en la región”.

- Guerras que perduran -

Los demócratas reaccionaron airadamente a las críticas.

“Quienes atacan al presidente por traer a nuestros soldados a casa están totalmente equivocados y fuera de contacto con el pueblo estadounidense. Luego de una década de guerra, creo que el pueblo estadounidense ha soportado demasiado”, declaró Harry Reid, líder de la mayoría demócrata en el Senado.

Lo cierto es que se bajen o no las armas, las grandes guerras siempre pueden empañar la política estadounidense a lo largo del tiempo.

“Las grandes guerras, y la de Irak es una de ellas, tienen una manera de perdurar por mucho tiempo”, explicó Julian Zelizer, profesor de historia de la Universidad de Princeton.

“Vietnam perduró durante muchas presidencias y tuvo efectos sobre distintos presidentes. Irak es lo mismo”, añadió.

Para generaciones enteras de líderes la lección de Vietnam era ser cauteloso en no estirar demasiado una intervención militar. Esto duró hasta los ataques del 11 de septiembre de 2001.

- ‘Emociones intensas’ -

Obama dijo el jueves que si fuese necesario estaba dispuesto a emprender acciones contra un “objetivo militar concreto” en Irak para detener el avance de los yihadistas.

“Irak provocó debates vigorosos y emociones intensas en el pasado, y estamos viendo resurgir algunos de estos debates”, dijo Obama al anunciar que Washington ya incrementó su capacidad de inteligencia en el país y que estaba preparado para enviar 300 asesores militares para analizar cómo entrenar y equipar a las fuerzas iraquíes.

Exoficiales y expertos neoconservadores y republicanos, en el purgatorio tras el desastroso periodo de posguerra en Irak, emergieron para acusar a Obama de haber perdido una guerra que según ellos ganó George W. Bush, pese las difundidas percepciones de que la guerra de 2003 fue un error.

“Demasiadas veces Obama nos dijo que estaba ‘terminando’ las guerras en Irak y Afganistán, como si su deseo hiciera que ello sucediera. Su retórica ahora se contradice con la realidad”, afirmó el vicepresidente de la era Bush, Dick Cheney, en una nota de opinión publicada en The Wall Street Journal.

El regreso de Irak a la política estadounidense expone al presidente a las críticas sobre una serie de tropezones en la política exterior que van desde Siria hasta Ucrania, lo que lo hace caer en las encuestas: la aprobación de su política exterior bajó a 41%, según un sondeo del Wall Street Journal/NBC publicado esta semana.