Fallecido el martes pasado en Montreal, Canadá, este destacado profesional de 79 años, autor de imágenes memorables (como algunas de Víctor Jara o de Salvador Allende) y que partió al exilio –como tantos artistas- en 1974. Una exposición y un libro se estaban preparando.

Corazón maldito, Fonda, 18 de septiembre de 1964, LOM (c)

Corazón maldito, Fonda, 18 de septiembre de 1964, LOM (c)

Comunicado

Una exposición retrospectiva y un nuevo libro de fotografía, en preparación, con una serie de trabajos reunidos bajo el título de “Aquellos domingos de la Quinta Normal”, están siendo preparados por la editorial LOM en torno a Patricio Guzmán Campos, fotógrafo, camarógrafo y director fotográfico fallecido ayer, a los 79 años, en Canadá. Nacido en Santiago el 15 de Agosto de 1935, partió al exilio en 1974 y actualmente residía cerca de Montreal.

En su última visita a Chile, en mayo de este año, conversó con LOM los detalles para la publicación de un nuevo libro que se sumaría al ya editado por la editorial en 2010: “Chile en la retina”.

Guzmán Campos es un eslabón imprescindible en la historia de la fotografía chilena; sus trabajos se consideran un legado para el imaginario visual del país.

Inició su formación fotográfica como ayudante del maestro Antonio Quintana en 1958. Entre 1964-1967 trabajó con Domingo Ulloa y Roberto Montandón, ambos directores del Laboratorio Central de Fotografía de la Universidad de Chile. Fue uno de los fundadores del Cine Experimental de la Universidad de Chile, casa a la que estuvo vinculado además por su trabajo en el antiguo Canal 9 de televisión.

En cine colaboró con destacados documentalistas como Joris Ivens (A Valparaíso, El pequeño circo), Jorge di Lauro y Nieves Yancovic, entre otros.

En 1974 partió al exilio y vivió desde entonces en Hungría (hasta 1980) terminando por instalarse en Canadá.

El libro de fotografía “Chile en la retina”, contiene trabajos del período 1958 a 1973; tuvo una primera edición en 2010 y una segunda en 2012.

Acerca del contenido de esta publicación la editorial escribió lo siguiente:

“Las imágenes que se despliegan en esta publicación son instantes capturados por un ojo atento y sagaz, por una mirada que contempla poética y amorosamente el paisaje geográfico y humano de un lugar que le es propio, de un lugar en donde no se oprime el obturador para capturar la imagen, sino que el ojo dialoga y se detiene en ella para hacer perdurar fragmentos de vida, para atesorar casi como un presagio- lo esencial de los suyos y llevarlo consigo. Más tarde, en la distancia involuntaria, ellas vinieron a ser la casa, el territorio, la patria. La fotografía de Guzmán da cuenta del sentimiento humano; lo oscuro, reflexivo o luminoso allí está. Tocan, envuelven e involucran al lector en una intimidad donde no es posible restarse, porque cada imagen surge como un destello espontáneo, pero sobre todo genuino”. Agrega la nota “Guzmán nos ofrece estas imágenes, tal vez como una invitación a mirarnos en retrospectiva y, por qué no, también a reconocernos en esa relación de inmensidad de la naturaleza que nos rodea y nuestra condición humana, con toda su verdad y bondad, con su dolor, entereza y humildad”.