Una comisión creada por el gobierno de Ecuador estableció que sectores de oposición impulsaron intentos de golpe de Estado y de magnicidio contra el presidente Rafael Correa, que se reflejaron en una rebelión policial de setiembre de 2010 que dejó diez muertos.

“Existió un intento de golpe de Estado blando que formaba parte de un proceso de desestabilización de los gobiernos progresistas de América Latina”, dijo el jueves a la AFP el presidente de la comisión, Carlos Baca, tras la redacción de un informe que será presentado ante la Fiscalía el próximo lunes para una judicialización.

Agregó que en la revuelta se produjo el intento de golpe de Estado blando, al que identificó como distinto al de un “cuartelazo”, como parte de una estrategia “que se dio en varias fases con la intención de generar la interrupción de la democracia y acabar con el gobierno” de Correa.

El organismo también señala en su informe a unas 500 personas que intervinieron en esos hechos y entre los presuntos involucrados hay dirigentes de oposición como del Partido Sociedad Patriótica y del movimiento Pachakutik (brazo político de los indígenas).

El 30 de setiembre de 2010, un grupo de policías se rebeló contra el Ejecutivo, a raíz de una ley que reformó el régimen salarial de los uniformados. La protesta, en la que también participaron militares, dejó diez muertos y 300 heridos, además de saqueos en Guayaquil (suroeste).

El mandatario fue agredido por uniformados cuando intentó sofocar la protesta en una instalación policial de Quito, tras lo cual se refugió en un hospital vecino que fue cercado por los manifestantes, entre los que había francotiradores. Correa fue rescatado por un comando militar en medio de una intensa balacera.