Insurgentes iraquíes tomaron el martes por primera vez el control de toda la provincia de Nínive (norte), y luego se apoderaron de seis sectores de la cercana provincia de Kirkuk, ante fuerzas de seguridad, incapaces de frenar su avance.

Tras perder el control de Nínive, el gobierno iraquí dijo que suministrará armas a ciudadanos voluntarios para luchar contra los insurgentes. Los rebeldes también cometieron un atentado en Baquba, a 60 km al norte de Bagdad, en el que murieron una veintena de personas que asistían a un funeral.

Ocupado por las tropas de Estados Unidos entre 2003 y 2011, Irak está viviendo una espiral de violencia que ha dejado más de 4.660 muertos desde principios de 2014, según fuentes iraquíes.

El jefe del parlamento Osama al Nujaifi anunció que los rebeldes habían tomado el control de Nínive, una provincia mayoritariamente sunita con importantes yacimientos petrolíferos. La ciudad principal de Nínive es Mosul, la segunda más grande del país. Nujaifi afirmó que los rebeldes se dirigían hacia la provincia vecina de Saladino para “invadirla”.

Es la primera vez que los insurgentes toman toda una provincia del país, donde los yihadistas del Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL), que reivindicaron esta nueva conquista, controlan ya Faluya y otras zonas de la provincia occidental de Al Anbar, vecina de Nínive.

Antes del amanecer, centenares de hombres armados asaltaron Mosul y consiguieron, después de combatir con la policía y el ejército, tomar el control de la sede del gobernador, de las prisiones y las televisiones, según los responsables.

“Mosul está (…) a la merced de los hombres armados”, dijo uno de ellos, que pidió permanecer en el anonimato. “Los hombres armados han liberado a los presos” de Mosul, agregó.

Las fuerzas de seguridad habían abandonado sus vehículos y habían prendido fuego a las comisarías de policía, constató la AFP.

Maliki no se pronuncia

Para el analista político Aziz Jabr, “la caída de Nínive es una peligrosa amenaza para la seguridad nacional iraquí”. “Las direcciones militares han huido” de las zonas de combate, dijo, lo que prueba que hay rebeldes “infiltrados”.

Mosul tiene alrededor de dos millones de habitantes, aunque miles de ellos han huido de la ciudad en los últimos días.

Posteriormente, también este martes, los yihadistas tomaron el control de seis sectores de la provincia de Kirkuk, según el coronel de la policía Ahmed Taha.

En el plano internacional, el secretario general de Naciones Unidas Ban Ki-moon expresó su “profunda preocupación” por la ocupación de Mosul, y Estados Unidos estimó que “el EIIL representa una amenaza para la estabilidad de Irak, pero también para toda la región”.

En este contexto, el gobierno iraquí anunció que suministrará armas a ciudadanos voluntarios para luchar contra los insurgentes.

El gobierno “saluda la voluntad de los ciudadanos y miembros de tribus de presentarse voluntarios y tomar las armas (…) para defender la patria y vencer el terrorismo”, añadió.

El primer ministro Nuri al Maliki, un chiita despreciado por los sunitas y al que sus detractores consideran un “dictador”, no ha aparecido en público desde la semana pasada, cuando se intensificaron los ataques rebeldes, especialmente en Mosul.

Maliki también anunció la decisión del gobierno de “reestructurar y reorganizar” las fuerzas de seguridad y reformular los planes de crisis”. Además pidió al parlamento que “decrete el estado de emergencia”.

Irak llevó a cabo elecciones legislativas el 30 de abril, en las que se impuso el bloque de Maliki, pero todavía no se ha convocado al nuevo parlamento.