Ucrania inició este lunes las negociaciones con Rusia, para intentar poner fin a la rebelión prorrusa en el este del país y evitar un corte del suministro de gas ruso que podría afectar a los países europeos.

Moscú advirtió que la empresa semiestatal rusa Gazprom, cortará el gas si Ucrania no abona antes del martes por la noche su deuda de varios miles de millones de dólares así como la factura del suministro del mes de junio.

Las autoridades ucranianas rechazan por su parte el precio fijado por Rusia, el más alto de los países europeos, tras la destitución en febrero del presidente prorruso de Ucrania Viktor Yanukovich.

Estas negociaciones se unen a las ya iniciadas con Rusia por el nuevo presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, quien parece dispuesto a rebajar la tensión con Moscú y quien se dio una semana para apaciguar el este del país.

Para Kiev, el tiempo apremia. La insurrección en el este industrial y prorruso gana terreno, a pesar de la ofensiva lanzada hace más de dos meses por las fuerzas ucranianas.

Los separatistas tomaron el control de una parte de la frontera con Rusia, un revés para Kiev, que no cesa de denunciar la llegada de armas y combatientes provenientes del territorio ruso.

Los guardias fronterizos afirmaron haber repelido durante la noche del domingo un nuevo asalto contra el puesto de Izvarino. En total, los combates han dejado más de 200 muertos entre rebeldes, soldados ucranianos y civiles.

Los medios de comunicación informaron estos últimos días de intensos combates en el bastión prorruso de Slaviansk, donde, según el Kremlin, una niña de cuatro años murió durante los enfrentamientos.

“El nuevo presidente ucraniano tiene las manos manchadas de sangre de inocentes”, indicó en su cuenta Twitter el responsable ruso de derechos de los niños, Pavel Astajov.

“Debemos poner fin a los combates esta semana”, declaró Poroshenko este domingo al cierre de una primera ronda de negociaciones con el embajador de Rusia, Mijail Zurabov, con el embajador de Ucrania en Alemania, Pavlo Klimkin, y la representante de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), Heidi Tagliavini.