Un nuevo estudio publicado en la revista especializada Biological Reviews, da a conocer que los hombres primitivos desarrollaron su musculatura del rostro como defensa de los golpes de puños.

La investigación realizada por David Carrier, biólogo evolutivo de la Universidad de Utah, EE.UU, señala que los refuerzos en la mandíbula de los primitivos se desarrolló con peleas relacionadas por compañeras femeninas y recursos, y que la violencia hizo cambios claves en la evolución de la especie humana.

Los registros fósiles dan cuenta que los predecesores inmediatos del género humano “Homo”, es decir los australopitecos poseían estructuras faciales muy robustas y aquello, se relaciona con el tipo de alimentación, ya que consumían nueces, semillas y hierbas.

Sin embargo, esa hipótesis cambió debido a que se encontraron patrones de deterioro e isótopos de carbono en los dientes de australopitecos que ha hecho dudar sobre aquella hipótesis. “De hecho, el (australopiteco) boisei, el “hombre cascanueces”, probablemente comía frutas”, señaló Carrier.

Por esta razón, David Carrier y el médico Michael Morgan, creen que la competencia violenta produjo el desarrollo de las fortificaciones faciales, a la que llaman “hipótesis del refuerzo protector” y para validar aquello, entregaron datos de peleas provenientes de estudios de salas de urgencias de hospitales que hacen creer que los rostros de los humanos son vulnerables a las lesiones violentas.

Al respecto, Carrier explicó que “las mandíbulas son los huesos que se rompen con más frecuencia y ahora no es el fin del mundo, porque tenemos cirujanos, tenemos medicina moderna (…) Pero hace cuatro millones de años, si te quebrabas la mandíbula, probablemente era una lesión fatal. No podrías masticar alimentos… Morirías de hambre”.

Hoy, luego de muchos años, se ha observado que los descendientes de los australopitecos –incluyendo los humanos– poseen cada vez menos refuerzos faciales, y esto se debería a que una menor necesidad de protección, consignó la cadena británica BBC.

“Nuestros brazos y parte superior del cuerpo no son ni de cerca tan fuertes como eran los de los australopitecos”, señaló al respecto, Carrier.