El español Rafael Nadal, número uno mundial y ocho veces ganador de Roland Garros, defenderá su corona en la final del domingo ante el serbio Novak Djokovic (N.2) tras ganar este viernes con aplastante superioridad al británico Andy Murray (N.7).

‘Rafa’ Nadal no encontró rival en la central de Roland Garros para ganar en tres mangas por 6-3, 6-2 y 6-1 en apenas una hora y 40 minutos.

En el primer día del torneo en el que se juntaron sol y calor en París (cerca de 26º grados), el español encontró su ecosistema perfecto.

“Hoy he jugado mi mejor partido de la temporada de tierra y es muy especial para mí regresar a la final”, señaló Nadal.

En su pista preferida (ha tenido que disputar, con disgusto, dos choques en la Suzanne Lenglen), el mallorquín desplegó la combinación de juego, contundencia física y decisión que le han llevado a ganar en Roland Garros en ocho de sus nueve participaciones (una derrota en 66 partidos).

“Mi derecha ha mejorado. Fui capaz de jugar varias seguidas y eso es lo que me da opciones de ganar, me falta mejorar un poquito el revés”, analizó el mallorquín.

A su favor contó con un Murray descolorido, desastroso al servicio y sin fuerzas o ganas para intentar dar batalla.

“Sabía que sería una tarde difícil, pero estuvo increíble. Es el partido más complicado que he jugado con él. Cuando golpea así, el bote es muy alto, muy difícil de controlar y ha jugado muy bien a las líneas”, dijo el escocés.

El apretado último duelo entre ambos jugadores, los cuartos de final de Roma, no hacían presagiar el desenlace de este viernes.

A diferencia de otras citas ante jugadores importantes en las que necesita un juego o incluso un set (ante su compatriota David Ferrer en cuartos) para entrar en calor, ante Murray Nadal salió decidido a no dar pie a las dudas que han marcado su temporada en tierra batida.

Tres derrotas (Montecarlo, Barcelona y Roma) en lo que acostumbraba a ser un paseo militar como preludio de su triunfo en Roland Garros crearon incertidumbres en el campeón. A pesar de su paso firme en París (sólo ha cedido un set) las molestias en la espalda cimentaban los interrogantes.

Pero Nadal había avisado de que estaba “un poquito mejor” y entrenando “a nivel de tocar la pelota” mejor que todo el año.

Ambos anuncios se corroboraron en la pista. El mallorquín sacó a más velocidad que en choques anteriores y se mostró desde el principio más agresivo, muy acertado con el paralelo y los golpes ganadores.

Murray, descolocado por la apuesta del español, sólo fue capaz de lograr tres puntos en los tres primeros juegos, que Nadal saldó con un 3-0 como plataforma para ganar el set.

En la segunda manga la tónica fue la misma e incluso se acentuó. A Nadal, que logró dos ‘break’ por ninguno de Murray, le bastaba con sostener el ritmo mientras que el escocés se desplomaba con errores no forzados impropios de su jerarquía. El mallorquín ganó la segunda manga en sólo 31 minutos.

El tercer set empezó con otras dos roturas de servicio para Nadal, inspirado como en sus mejores días con el golpe de derechas, un látigo ante el que Murray casi no podía reaccionar, y así caminó el partido hasta su desenlace.

Ahora Nadal se enfrentará a Djokovic, que un rato antes había derrotado al letón Ernests Gulbis (N.18) en cuatro sets (6-3, 6-3, 3-6, 6-3) y que le batió en su último partido en la final de Roma. El serbio deberá derrotar de nuevo al señor de la tierra para lograr el único Grand Slam que le falta.

“El domingo es un partido especial, contra el rival más difícil posible. Pero estoy feliz de la manera en la que llego a la final”, concluyó Nadal.