Hillary Clinton estaba a favor de armar a los rebeldes en Siria en los comienzos del conflicto, pero el presidente estadounidense Barack Obama se opuso, cuenta la ex secretaria de Estado en las memorias que publicará próximamente, de las que CBS News obtuvo una copia.

“Los problemas retorcidos raramente tienen una respuesta correcta. De hecho, parte de lo que los hace retorcidos es que cada opción parece peor que la anterior. Y es así como Siria apareció”, escribió Clinton sobre el conflicto que en poco más de tres años dejó más de 162.000 muertos en el libro “Hard Choices”, que saldrá a la venta el martes en Estados Unidos.

Cuando comenzó la guerra, ella estaba convencida de que armar y formar a los rebeldes era la mejor solución para combatir a las fuerzas de Bashar al Asad.

“Los riesgos de la acción y de la inacción eran ambos elevados, (pero) la inclinación del presidente fue mantener el curso de las cosas y no dar el significativo paso adelante de armar a los rebeldes”, dijo Clinton.

“A nadie le gusta perder un debate, yo incluida. Pero esta era la decisión del presidente y yo respeté sus deliberaciones y su decisión”, agregó en las memorias que recogen los principales sucesos durante su gestión al frente de la diplomacia estadounidense, que abandonó en 2013.

El episodio ilustra un quiebre clave entre Clinton, posible precandidata demócrata para las presidenciales de 2016 que en 2008 perdió las primarias contra Obama, y un presidente cuya popularidad ha caído.

Por otra parte, en sus memorias Clinton cuenta que trabajó para recuperar al soldado estadounidense Bowe Bergdahl, liberado por los talibanes el sábado a cambio de cinco afganos que permanecían detenidos en la cárcel de Guantánamo, en un hecho que desencadenó una tormenta política en Washington.

“En cada discusión acerca de los prisioneros, demandábamos la liberación del sargento de la Armada Bowe Bergdahl, que había sido capturado en 2009. No iba a haber ningún acuerdo sobre prisioneros sin la vuelta a casa del sargento”, escribió Clinton.

“Yo admití, como hice muchas veces antes, que abrir la puerta a las negociaciones con los talibanes sería difícil de tragar para muchos estadounidenses luego de tantos años de guerra”, agregó.