El dibujante de Asterix, Albert Uderzo, está “embrujado por buitres” que quieren apoderarse de su fortuna, acusó en declaraciones a la AFP su hija, Sylvie Uderzo, demandada por su padre por “violencia psicológica”.

Sylvie Uderzo presentó en 2011 una demanda judicial acusando a los allegados de su padre, que tiene actualmente 87 años, de “abuso de debilidad”. La justicia francesa desestimó su demanda, pero ella apeló la decisión, y el recurso será examinado el viernes por un tribunal de Versalles, cerca de París.

La hija del dibujante no sostiene que su padre esté “senil”, pero afirma que “un entorno tóxico, en particular un notario, un contable y un plomero convertido en hombre de confianza, tejió una red a su alrededor”.

Sylvie Uderzo, de 57 años de edad, afirma que “la investigación descubrió que durante cierto tiempo se transfirieron seguros de vida por [valor de] varios cientos de miles de euros destinados en principio a sus hijos en beneficio de familiares de ese hombre de confianza” y que luego “éste dio marcha atrás por miedo al escándalo”.

La batalla judicial entre padre e hija dura desde 2007, cuando Sylvie y su marido, Bernard de Choisy, fueron despedidos por la editorial Albert René, que publicaba las historietas de Asterix desde la muerte en 1977 del otro creador del célebre galo, René Goscinny.

Hachette Livre, que edita los 24 libros anteriores, “lanzó una verdadera maquinaria de guerra” para hacerse con el control de la editorial Albert René, acusa Sylvie.

En 2008, Albert Uderzo cedió su participación a Hachette y autorizó a esta editorial a continuar, sin él, las aventuras de Asterix.

“Un giro de 180 grados”, estima Sylvie, sosteniendo que “hasta entonces su padre había rehusado siempre que otros tocaran a su personaje”, por considerar que “otros dibujantes” terminarían por “desnaturalizar la obra original”.

Afirmando que su combate no tiene nada que ver con el dinero, pues Hachette le “pagó 13 millones de euros” y “vive bien”, Sylvie sostuvo que no reivindica la propiedad de Asterix, pero quiere que ella y sus hijos sean “sus guardianes morales”.

Respecto a la “violencia psicológica” de la que se le acusa, afirmó que es ella quien la sufre.

Sylvie vio a su padre por última vez hace 18 meses, en el despacho de un juez de instrucción. “Ni siquiera me miró”, dijo.

Contactado por la AFP, el equipo de Albert Uderzo rehusó comentar estas declaraciones de la hija del dibujante.