Los personajes del escenario del poder mundial, se mueven de un modo que a veces resulta hasta divertidos. Sobre todo cuando nos damos cuenta que todos están disfrazados de una u otra manera, para aquello que es la Comedia Humana en su versión Siglo 21.

Nuestro querido Honorato de Balzac se habría retorcido de un risa algo diabólica si tuviera que escribir, ahora, sobre un Barak Obama, con su corte, sus gendarmes y sus acreedores. O sobre ese socialista surrealista que es François Hollande, o ese pérfido ogro Wladimir Putin, aterradoramente ruso, o el hada milagrosa Ángela Merkel, tan alemana ella.

Pero más allá de los personajes y sus disfraces, la actual Comedia Humana sigue deslizándose de una escena a la otra y de un acto al siguiente. Y de repente sentimos que quizás el último acto se aproxima con un desenlace que quizás no nos gustará nada.

Y al parecer será en el Pacífico y no en Ucrania ni en Irán donde llegaremos al último acto de esta triste Comedia Humana.

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