Una delicada situación fue la que vivió la atleta nacional, Érika Olivera, luego que fuese notificada de un ‘examen analítico adverso’ tras someterse al control de doping después de culminar el Maratón de Santiago 2014.

En instancias normales, todo apuntaría a un presunto quebrantamiento de las reglas de dopaje en el Atletismo, sin embargo, la situación de la fondista nacional era distinta.

De acuerdo a lo relatado por la fondistas, lo que ocurrió fue un malentendido que nunca debió ocurrir el pasado 6 de abril del presente año.

“No tomé ninguna sustancia”, aseguró tajante la deportista nacional de 38 años, quien de paso explicó que antes de la prueba fue sometida a una ‘infiltración fascia plantar’, situación que está permitida.

Incluso, ella notificó al momento de acudir al control dopaje el procedimiento al que había sido sometida, anticipando que producto de los corticoides podía existir un analítico adverso. No obstante, no se le fue requerido un informe médico, por lo que la fondista nacional explica que ocurrió un ‘error de protocolo’.

En lo concreto, Erika Olivera relató que desde hace años viene sufriendo de discopatías, lo que se manifiesta en intensos dolores lumbares e inflamaciones en tendones y articulaciones.

Sin embargo, ella tomó la decisión de competir, por lo que fue sometida al tratamiento que está regularizado por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF), “organismo que después de estudiar el caso dictaminó “Dóping no positivo”, absolviéndome absolutamente, ya que el tratamiento que se prescribió para este tipo de lesiones era el correcto”, explicó la destacada atleta nacional.

De esta forma, Olivera podrá seguir trabajando en su último ciclo olímpico, con miras a llegar a Río 2016.