Una treintena de personas fueron detenidas en la noche del miércoles al jueves en Barcelona en la tercera jornada de graves disturbios generados por el desalojo y la demolición de un centro social “okupa”.

La policía regional catalana arrestó a 27 personas, entre ellas dos menores, a quienes acusa de delitos contra el orden público y daños por la quema de numerosos contenedores y el lanzamiento de proyectiles contra los agentes, informó una portavoz policial.

La guardia urbana de Barcelona detuvo a otras 3 personas, señaló una portavoz del ayuntamiento. Además, 14 personas fueron atendidas por los servicios de emergencias médicas, 10 policías y cuatro manifestantes.

En total, la cifra de detenidos asciende a 38 personas desde el lunes, cuando el ayuntamiento procedió a desalojar e iniciar el derrumbe de la casa “okupa” Can Vies.

Ocupado desde 1997, el inmueble propiedad de TMB, la empresa pública que gestiona el metro de Barcelona, se convirtió en un popular centro social del barrio.

En 2006, TMB reclamó el inmueble para derrumbarlo y mejorar la urbanización del entorno, por donde circulan varias líneas de metro y ferrocarril así como la de alta velocidad.

Unas 2.000 personas se manifestaron el miércoles por tercer día consecutivo para protestar por la demolición de este centro.

Unos centenares de ellos formaron barricadas con contenedores en llamas en las callejuelas del barrio y lanzaban piedras y botellas a los agentes policiales, que intentaban dispersarlos disparando balas biscoelásticas.

Algunas casas del barrio quedaron afectadas por los contenedores incendiados, precisó la portavoz de la policía catalana. “Son gente que se prepara específicamente para aprovechar cualquier momento para crear incidentes”, lamentó el portavoz del gobierno regional Francesc Homs.

“No podemos admitir que la gente violenta intente imponer su opinión sobre mucha gente de Can Vies que creo que es gente tranquila”, dijo el alcalde Xavier Trias, que cifró en 155.000 euros el daño en el mobiliario público.

En estos disturbios los manifestantes también quemaron una furgoneta de un canal de televisión la excavadora que derruía el edificio, así como numerosas entidades bancarias.

Además, los actos violentos se expandieron a otros barrios y localidades catalanas, especialmente contra las sedes del partido conservador CiU, en el poder en Cataluña y en Barcelona, denunció esta formación en un comunicado.

Una docena de sedes fueron atacadas, entre ellas la de Terrassa, a 30 km de Barcelona, que fue incendiada.