Comprar una casa en Inglaterra puede trasladarle a la Edad Media por culpa de un puñado de derechos feudales que la Iglesia y los nobles conservan sobre miles de propiedades.

Es posible que esa bonita vivienda de ladrillo blanco, techo de paja y geranios en las ventanas que abunda en la campiña inglesa esté levantada en una finca cuyos derechos de explotación minera, de caza o pesca fueron retenidos por el noble terrateniente que vendió la tierra hace cientos de años.

Ser propietario de la superficie de la parcela no significa serlo de las profundidades, donde podría haber oro o gas de esquisto, por ejemplo.

El noble en cuestión retuvo lo que se conoce como “derechos señoriales”, en inglés “manorial rights”.

La Iglesia tiene el suyo. Se llama “chancel repair liability”, literalmente “obligación de reparar el presbítero”, que es una concesión de Enrique VIII que permite exigir a vecinos el coste de las reparaciones del altar mayor de los templos anteriores a 1.536, auténticas joyas arquitectónicas.

Elaine Hession recibió en febrero de 2014 una carta informándole de que su parroquia había registrado su casa como una de las que estaba obligada a pagar si se hacían reparaciones en la iglesia de Saint Mary, que está a varios kilómetros de su casa, en Stottesdon, en el centro de Inglaterra.

“‘¡¿Qué?’¿Cómo puede ser?!’, me dije. No teníamos ni idea de que eso existiera en esta zona. Mi compañero sentimental Jonathan heredó la casa de su padre y en ningún lugar de las escrituras lo mencionaba, así que quedamos totalmente hundidos”, explicó a la AFP.

Hession cree que la posibilidad de recibir un día una gran factura es angustiosa y “convierte la casa en invendible, nadie compraría una casa con semejante carga vinculada a ella”.

Decidió plantar cara. “No sabíamos quién más estaba afectado en la zona, así que empezamos a preguntar y a encontrar gente en la misma situación. Nos unimos”, recuerda Hession.

Los 25 vecinos acudieron a las reuniones del consejo parroquial, protestaron y acabaron logrando una pequeña victoria “porque pensaron que el tema les iba a dar mala publicidad”. La victoria consistió en que si venden sus casas, los nuevos propietarios quedarán exentos del pago.

Pero la parroquia no les dio nada por escrito y, además, “a todos los afectados les gusta vivir aquí y no quieren vender sus propiedades para librarse de esa obligación, así que estamos condenados a ella”, explica Hession, que lanzó una campaña nacional de protesta.

La Iglesia de Inglaterra se defiende afirmando que “tiene la responsabilidad financiera del 45% de los edificios de grado 1″ del patrimonio nacional, los de mayor valor, según explica en su página web.

“Eso supone una enorme carga financiera” para los consejos parroquiales. “Teniendo en cuenta eso, no se puede esperar que la Iglesia renuncie a recursos de financiación a los que tiene derecho a menos que reciba una compensación adecuada”.

Vender la casa para restaurar la iglesia

Según datos del Registro de la tierra solicitados por AFP, 157 parroquias de Inglaterra y Gales han registrado 9.288 propiedades como susceptibles de pagar el gravamen.

Adrian Wallbank tuvo peor suerte que Elaine Hession. Se enzarzó en una batalla legal con la Iglesia y acabó teniendo que vender su casa para pagar la restauración de un templo, los intereses y las costas judiciales: 230.000 libras (215 mil pesos), en total, casi 40 veces lo que le habían reclamado inicialmente.

“No fue muy cristiano” de parte de la Iglesia, explica a la AFP Wallbank, que era entonces propietario de una granja en Aston Cantlow, unos 150 km al noroeste de Londres, en cuya iglesia del siglo XIII -la que necesitaba ser restaurada- se cree que se casaron los padres de William Shakespeare.

“Es muy irrazonable. Creo que todavía existe una ley diciendo que no puedes picar carne el día de Navidad, de la época de Cromwell, estas cosas se olvidan. Menos ésta”, lamenta.

Wallbank recibió la carta en enero de 1990. “Nos pedían si podíamos ayudar a pagar las reparaciones del presbítero… Creo que hablaban de unas 6.000 libras (5,6 millones de pesos) en total. Les contestamos que lo haríamos encantados, pero que queríamos garantías de que no se trataba de una obligación legal, sino de un donativo”.

“Nos escribieron un año después diciéndonos que habían hecho una investigación exhaustiva y que en efecto era una obligación. Discutimos, y la factura empezó a crecer y a crecer hasta las 90.000 libras (84 millones de pesos). Y entonces nos llevaron a la justicia”, donde no hizo más que seguir creciendo.

El caso llegó a la última instancia, la cámara de los Lores -el brazo del parlamento en el que se sientan obispos y nobles, no electos, subraya Wallbank- y lo perdieron.

“Vendimos la casa y pagamos”. La batalla había durado 18 años, recuerda Wallbank, que sigue siendo granjero, en Gales.

Unas 100.000 propiedades en Inglaterra y Gales -Escocia abolió en 2000 todos los restos feudales de su legislación- están sujetas a esos “manorial rights”, o derechos feudales, según los responsables de una campaña que pide su supresión.

“Estos derechos se remontan a los tiempos de Guillermo el Conquistador”, el rey normando que invadió Inglaterra en 1066, explica el manifiesto de la campaña. “No tienen lugar en una democracia del siglo XXI”, sentencia.