Una joven cristiana condenada en Sudán a morir ahorcada por apostasía dio a luz en prisión, indicó este martes un diplomático occidental.

“Dio a luz a una niña hoy” martes, dijo este diplomático refiriéndose a Meriam Yahia Ibrahim Ishag, de 27 años, hija de un musulmán y condenada a mediados de mayo en virtud de la ley islámica vigente en Sudán desde 1983 y que prohíbe las conversiones, bajo pena de muerte.

“Parece que la madre y la hija están bien”, precisó el diplomático, que pidió el anonimato. “Es cruel encontrarse en esta situación”, añadió.

La condena a muerte de la joven por un tribunal de Jartum el pasado 15 de mayo suscitó una oleada de indignación. Según los militantes de derechos humanos, la joven permanece detenida en la prisión para mujeres de Ondurman con su primer hijo de 20 meses.

“Le dimos tres días para abjurar de su fe pero usted ha insistido en no volver al islam. Le condeno a la pena de muerte en la horca”, declaró el juez Abas Mohamed al Jalifa, dirigiéndose a la mujer por el apellido de su padre, de confesión musulmana.

Antes del veredicto, un jefe religioso musulmán intentó convencerla de volver al islam, pero la mujer dijo al juez: “Soy cristiana y nunca he cometido apostasía”.

Meriam Yahia Ibrahim Ishag (su nombre cristiano) también fue condenada a cien latigazos por “adulterio”.

Según Amnistía Internacional, Ishag fue criada en el cristianismo ortodoxo, la religión de su madre, dado que su padre, musulmán, estuvo ausente durante su infancia. Posteriormente, la joven se casó con un cristiano de Sudán del Sur.

Según la interpretación sudanesa de la sharia (ley islámica), una musulmana no puede casarse con un no musulmán.

Si se aplica la pena, sería la primera persona ajusticiada por apostasía en virtud del código penal de 1991, según el grupo de defensa de la libertad religiosa, Christian Solidarity Worldwide.