Un hombre holandés de 58 años que padecía de trastorno obsesivo compulsivo y ansiedad que fue tratado con estimulación cerebral profunda (ECP) sufrió uno de los efectos secundarios más raros registrados en la medicina: el cambio de sus gustos musicales.

La técnica consta en implantar electrodos que emiten señales eléctricas en diversas áreas del cerebro. Los resultados de este tratamiento fueron publicados en la revista Frontiers in Behavioral Neuroscience, y también indicó que el paciente experimentó una notable mejoría.

Si bien el hombre no era muy aficionado a la música, disfrutaba constantemente de los Rolling Stones, algo que cambió totalmente luego de 6 meses de la intervención, tras escuchar el tema “Ring of fire” de Johnny Cash. El paciente se enamoró de la música del cantante, y compró todos sus CDs y DVDs.

Según consignó Muy Interesante, los médicos notaron que esta afición (que algo de obsesión tenía también) se interrumpía al dejar de hacer efecto la estimulación cerebral. Esto se atribuye a que la ECP actuaba sobre el núcleo accubens, zona que se vincula a la motivación y el placer.