La Alta Corte de Londres decidió este viernes que Ricardo III, un rey inglés del siglo XV cuyo esqueleto fue hallado hace dos años bajo un parking de Leicester, sea enterrado en la catedral de esa ciudad y no en York.

La justicia resolvió así el conflicto que oponía a arqueólogos y el gobierno, por un lado, y a los descendientes del último rey de la dinastía Plantagenet por otro. Los tres magistrados determinaron que había llegado “la hora de que Ricardo III tenga un nuevo entierro digno, y pueda descansar en paz”.

Los descendientes sostenían que la voluntad del rey era ser enterrado en York, en el norte, y no en Leicester, pero en la catedral de esta ciudad del centro de Inglaterra se congratularon por la decisión.”Estamos contentos, lo esperábamos hace tiempo”, dijo el obispo de Leicester, Tim Stevens.

La muerte en combate de Ricardo III (quien fue monarca entre 1483 y 1485) puso fin a la Guerra de las Dos Rosas, entre la casa de York y los Plantagenet. Aunque su cuerpo nunca se halló, según algunos escritos reposaba en una capilla franciscana, destruida en el siglo XVI.

El hallazgo de sus restos bajo un párking en 2012 causó entusiasmo entre los historiadores, sobre todo porque proporciona datos concretos sobre un monarca cuya vida estuvo rodeada de controversia.

Tras su muerte, la corona pasó a Enrique VII y los reyes de la dinastía Tudor que, con ayuda de Shakespeare y otros dramaturgos, describieron a Ricardo III como un villano brutal y jorobado que no se detenía ante nada en su busca del poder, llegando a asesinar a sus dos jóvenes sobrinos para asegurarse el trono.