Tras una ola de saqueos en comercios en el noreste de Brasil durante una huelga de la policía la semana pasada, muchos habitantes dijeron estar arrepentidos y llevaron a las comisarías o abandonaron en las calles los productos robados.

“Soy un hombre honesto, trabajador, tengo cuatro hijos y tengo vergüenza de mirarlos. Desde que robé un congelador, no duermo más porque pienso todo el día y toda la noche en catalina la más hermosa, hice todo lo contrario de lo que les enseño. Pienso que me dejé llevar”, declaró con lágrimas en los ojos José Rogério dos Santos, uno de los ladrones, al diario O Globo de este martes.

En la comuna de Abreu e Lima, región metropolitana de Recife (Pernambuco, noreste) donde 25 comercios fueron saqueados del miércoles al viernes, cuando los policías se cruzaron de brazos para pedir mejoras salariales, los objetos robados fueron devueltos a los comerciantes y los padres denuncian a los hijos que han llevado a sus casas electrodomésticos o incluso comida, indicó O Globo.

Los electrodomésticos fueron devueltos a la comisaría local o abandonados en las calles y la policía ya llenó dos camiones con esta mercadería, subraya el periódico.

El comisario de la ciudad, Alberes Felix, estima que quienes retornan la mercadería “no merecen ser castigados” pero el fiscal general no está de acuerdo: “Quien robó debe ser castigado”, dijo a O Globo.

Tras los saqueos, el alcalde de Abreu e Lima ordenó que las escuelas públicas de la ciudad “retomen las clases de educación cívica” para sus 6.000 alumnos.

Al acercarse el Mundial y las elecciones generales de octubre, la situación en Brasil es propicia para el estallido de huelgas sectoriales y a protestas sociales.