La policía turca lanzó el viernes gases lacrimógenos contra miles de manifestantes cerca de la mina accidentada en la que murieron casi 300 mineros, en un clima de crecientes protestas antigubernamentales y con la elección presidencial en el horizonte.

La policía usó gases lacrimógenos, cañones de agua y balas de goma para dispersar a los manifestantes que entonaban eslóganes contrarios antigubernamentales en Soma, la ciudad minera del oeste donde tuvo lugar el drama en el que murieron al menos 284 mineros esta semana.

Algunos manifestantes lanzaron piedras a la policía, según reportó la AFP. Al menos cinco personas, incluidos dos policías, resultaron heridas, y hubo también detenciones.

La emoción suscitada por la tragedia se convirtió en una protesta contra el primer ministro islamista conservador, Recep Tayyip Erdogan, quien debe anunciar en las próximas semanas su candidatura a los comicios presidenciales previstos el 10 de agosto.

Desde el accidente del martes en la mina de carbón de Soma (oeste), miles de turcos han salido a las calles para mostrar su descontento contra el gobierno, al que acusan de mostrarse indiferente respecto al destino de los trabajadores en general.

Para intentar calmar los ánimos, Erdogan prometió una investigación oficial para aclarar el accidente en un desplazamiento el miércoles a la mina de Soma. “Los accidentes forman parte de la naturaleza misma de las minas” señaló en declaraciones que avivaron el descontento popular y provocaron abucheos y altercados de la población local contra él, pese al amplio dispositivo de seguridad desplegado.

Erdogan acusado de abofetear a un manifestante

Según las imágenes que circulan en las redes sociales, el jefe de gobierno, famoso por sus salidas de tono, habría personalmente abofeteado a un manifestante, una información desmentida el viernes por el portavoz de su partido para la Justicia y el Desarrollo (AKP), Huseyin Celik.

La foto de uno de los asesores del primer ministro pegando una patada a otro manifestante mientras dos policías fuertemente armados lo retenían en el suelo, impactó a una Turquía en duelo.

Los detractores de Erdogan, que piden su dimisión, insisten en la falta de control oficial de los lugares de trabajo, en especial de las minas.

Las críticas al gobierno, acentuadas en diciembre por la publicación de un escándalo de corrupción que salpica al Ejecutivo y al propio primer ministro, no afectaron sin embargo al gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), que salió victorioso de las elecciones municipales del 30 de marzo.

Tras esta victoria, nadie duda de que el hombre más carismático del país se presentará a la próxima elección presidencial.