Después de más de 13 horas de debate, la Cámara de Diputados aprobó en general el proyecto de Reforma Tributaria.

Con 72 votos a favor y 48 en contra finalizó el debate de la iniciativa legal, mientras los diputados de la Nueva Mayoría se ponen de pie para celebrar el triunfo político de la propuesta del gobierno.

La votación continuará mañana con la discusión en particular de los artículos de este proyecto, se revisará el detalle de los impuestos que tendrán alzas, tales como al tabacos, bebidas alcohólicas y azucaradas, entre otros.

Recordemos que en el marco de este debate el oficialismo acusó a la derecha de rechazar el proyecto para defender los intereses de los grandes empresarios, mientras que desde la Alianza afirman que la medida afectará al crecimiento y las inversiones en el país.

La discusión comenzó en la mañana con la bancada de Renovación Nacional poniendo carteles para mostrar su rechazo a la iniciativa del Gobierno, situación que se volvió más tensa cuando el discurso del diputado Alejandro Santana (RN) fue interrumpido por una carcajada a viva voz del ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo.

El secretario de Estado asistió a la instancia con sus homólogos de Hacienda, Alberto Arenas; de la Secretaría General de Gobierno, Álvaro Elizalde; y de la Secretaría General de la Presidencia, Ximena Rincón.

Tras el incidente, el diputado Santana le exigió al vocero de Gobierno que se refiriera a lo que calificó como una “falta de respeto”.

El ministro del Interior no quiso entrar en la polémica, pero sí salió a defender a la Reforma Tributaria, sobre lo cual aseguró que tras ésta hay otras razones de fondo para impulsar la recaudación fiscal extra de 8 mil millones de dólares que se pretende lograr.

Entre lo que se financiaría con estos recursos, como ya se ha dicho en ocasiones anteriores, están las reformas educacionales y de salud. “Esto es una reforma en que los que tienen más, pagan más, y eso es lo que muchas veces les ha molestado a ciertos sectores políticos”, añadió Rodrigo Peñailillo.

La Alianza ha mantenido sus críticas, por medio de las cuales dicen defender a la clase media y las pequeñas empresas. Asimismo, reclaman que de aprobarse el proyecto, éste dañará la inversión en el país.