En la historia comercial del centro de Concepción, existe un dulce emprendimiento que ha traspasado la frontera del tiempo. Se trata de la pastelería Sauré, una empresa familiar que pretende expandir su trabajo en toda la región del Bío Bío.

Tacitas, torta amor, empolvados y kuchen, son la dulce tentación de cientos de penquistas. Preparaciones europeas, mezcla perfecta entre la repostería francesa y alemana, han deleitado los paladares de las familias de Concepción por más de 119 años.

Esto gracias al trabajo y la dedicación de la pastelería Sauré, que data del año 1895 cuando el bisabuelo de la cuarta y actual generación a cargo, comienza la tradición pastelera en la ciudad penquista.

La pastelería no es cosa de niños, sin embargo el talento y la cuota de azúcar es innegable en la vida de Jean Pierre, uno de los dos hermanos a cargo, quien desde pequeño presenció las deliciosas creaciones de su abuelo Cipriano y las fusionó con las recetas de sus tíos maternos, también pasteleros, pero de origen alemán.

La empresa familiar no teme a los cambios ni a soñar en grande, pues la idea es llenar de dulzura no sólo a la capital provincial, también San Pedro de la Paz, e incluso conquistar los paladares de la ciudad de Los Ángeles.

Entre café y pasteles, Sauré seguirá presente en la memoria de la región del Bío Bío y avanzando a paso firme en la repostería.