Nuestra mente es un complejo mundo cuyos alcances puede que aún no estén totalmente resueltos, y que nos sorprende con reacciones inconscientes de las que incluso desconocemos sus nombres.

Estar alegre, celoso, triste, son parte de los sentimientos habituales de los seres humanos, pero ¿qué sucede cuando se está demasiado feliz? ¿cómo se dice cuando no existen celos por situaciones que a otra persona les causaría repudio?

Lo cierto es que hay situaciones que vivimos y que no son extrañas, pero que hasta ahora probablemente no tenías idea que estaban definidas en el ámbito de la psicología.

Compersión: “Si eres feliz, yo también seré feliz”, esta frase que pareciera sacada de un guión de película romántica, es la forma más breve de definir este estado que viene a ser lo opuesto a los celos.

Según aclara la doctora Serena Anderlini-D’Onofrio, autora de libros dedicados al “poliamor”, la compersión tiene que ver con la “habilidad de modificar los sentimientos negativos de los celos en aceptación del deleite de un amante”. En términos simples, “deleitarse” cuando tu pareja disfruta con otra persona.

Compulsión a la repetición: Hay personas que se sienten impulsadas a reiterar el comportamiento, en una situación definida por Sigmud Freud como el “deseo de volver a un estado anterior de las cosas”.

Según el célebre psicoanalista, este estado oculta un lado más bien siniestro, puesto que no sólo se trata de reiterar situaciones cotidianas, sino que se relaciona con traumas cuyo recuerdo provoca dolor, lo que a juicio de Freud tiene que ver con la “pulsión de muerte”, o el deseo de dejar de existir.

Embeleso: Se trata de un estado de profunda atención en algún espectáculo como un concierto o una película, que cautiva todos los sentidos arrebatándonos prácticamente de la realidad.

El psicólogo W. Gerrod Parrott, señala que se trata de un cúmulo de emociones que sacan a la persona de sí misma, logrando una satisfacción plena.

Normopatía: Según el teórico psiquiátrico Christopher Bollas, este estado es propio de personas que se apegan de tal forma a las normas que dejan de tener una personalidad propia. Viven en función de lo que la sociedad o su entorno esperan de ellos.

En regímenes totalitarios es común encontrar este tipo de rasgos, donde se llegan a casos donde se obedecen las normas sociales pese a estar contra lo ético, por temor a una condena efectiva o pública.

Sublimación: En términos científicos, sublimación tiene que ver con el paso de un cuerpo de un estado sólido a uno gaseoso. Pero en la psicología, esto guarda relación con una particular forma de conducir los deseos sexuales a algún ámbito completamente distinto al erótico.

De esta forma, algunos son capaces de descomprimir la tensión sexual haciendo tareas como pintar o escribir, las que una vez concluidas dejan una extraña sensación de placer.