Si de pronto ves el rostro de Jesús en una tostada, una sonrisa en un aparato electrónico o dos ojos en una pared, no es que estés alucinando o que solamente tú seas testigo de esa curiosa imagen. Es un fenómeno psicológico llamado Pareidolia facial y provoca que veamos caras y semblantes donde en realidad no las hay.

Para explicarlo, un grupo de científicos de la Academia de Ciencias China en conjunto con expertos de, entre otras, la Universidad de Toronto, realizaron un estudio para verificar el curioso efecto, señalan desde el periódico electrónico Huffington Post.

El conjunto puesto a prueba consistió en 20 personas sin discapacidades visuales parciales o totales, sin complicaciones mentales u otros padecimientos. A cada uno, se le mostraron 5 tipos de imágenes: de rostro fácilmente distinguible, de difícil distinción y otros 3 tipos en donde sólo habían formas dispersas.

Dentro del experimento, también se incorporaron fotografías del alfabeto latino, cada cual con un nivel distinto de dificultad. Fueron 960 pruebas que incluyeron resonancia cerebral para un resultado más acabado.

En el primer segmento del experimento, los participantes pudieron presenciar fotos con rostros sencillos e identificables. En la segunda parte, se incluyeron aquellas más difíciles y se mezclaron con las que eran casi irreconocibles. La tercera y última fase fue la que más llamó la atención: las fotografías no tenían absolutamente ninguna cara, número o letra, no obstante el 34% de los estudiados sí las vio

Respecto a las letras dispuestas en la investigación, éstas fueron las que mejor se visualizaron. Por lo mismo, los expertos hallaron la relación de que mientras más letras veía el voluntario, más rostros era capaz de reconocer durante el transcurso de la medición.

Si bien, desde el diario online aseguran que la muestra no era tan alta, sí se pudo comprobar que todos experimentaban pareidolia facial y de esos 20, eran 6 los que no tenían dicha sensación con los números.

Una explicación médica

El profesor de la Universidad de Toronto y autor del estudio, Kang Lee, aseguró que la razón del por qué somos capaces de ver estos rostros, radica en nuestro lóbulo frontal. Esta área del cerebro “envía señales a nuestro córtex visual posterior para hacerlo muy sensible a las caras como si fueran píxeles”. De todos modos, si lo que estamos viendo no fueran efectivamente pequeños puntos unidos, nosotros lo interpretamos así en base a lo que el arraigo intelectual y cultural nos ha proporcionado.

Una vez obtenidos los resultados de la resonancia, se pudo aseverar que tanto el lóbulo temporal como occipital tenían mayor actividad. Precisamente, este sector de nuestro cerebro pertenece a la corteza visual que por años ha estado científicamente relacionada al reconocimiento de los rostros.

De hecho, los académicos indicaron que biológicamente estamos preparados para captar distintas caras, esto ayuda a los procesos de socialización y a dividir los amigos de los enemigos. Asimismo, aseveraron que cada uno ve lo que su cultura o religión le dice: “un budista verá a Buda, un cristiano a Jesús”.

Pese a experimentar la sensación casi irreal de presenciar las caras en los objetos, el segmento cerebral relacionado a estas ilusiones “es la parte más racional y avanzada”, dijo el experto a cargo de la investigación.

Revisa a continuación algunas imágenes que asombran:

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