La creencia popular asegura que el que tiene “blablá” es aquel sujeto dotado de una capacidad increíble de discurso y persuasión, mientras “blablablá” significa que lo que sigue de un discurso no tiene importancia.

Su más reciente uso se remonta a fines de abril en Oregon, Estados Unidos. Allí, un reportero de un medio escrito tuvo la polémica idea de rellenar algunos apuntes del discurso del candidato a senador Mark Callahan de una forma muy particular: blablablá.

De acuerdo a lo señalado por el medio británico BBC, la escena estuvo lejos de pasar desapercibida para el propio político, quien reaccionó evidentemente molesto ante tamaña ofensa. Pero ¿por qué se molestó tanto? ¿Qué significado tiene esta expresión?

Desde BBC, apuntan a que estas sílabas son mundialmente conocidas y no por algo bueno precisamente. Al respecto, la profesora de lingüística de la Universidad de Georgetown, Deborah Tannen, asegura que este montón de palabras se asocian multilinguistica y culturalmente a una conversación que carece de sentido o valor alguno.

La Real Academia Española define a la expresión blablá como un “Discurso largo y sin sustancia, y a veces con tonterías o desatinos”. Definición que por cierto es aplicable en México, El Salvador y, por cierto, nuestro país.

Ahora, si a ese par de sílabas le incorporamos un tercer “bla”, entonces la RAE le suma dos acepciones o significados contextuales: uso onomatopéyico de una larga conversación sin interrupciones y también como discurso vacío, carente de contenido, indican en el sitio de BBC.

Si nos apegamos a las reglas lingüísticas internacionales, el Diccionario Inglés de Oxford asocia el primer uso de esta particular palabra a un periodista.

Se trata del comunicador Howard Vincent O’Brien, quien fue sindicado como el primer hombre que utilizó la expresión “blah” en 1918, en uno de sus textos titulado “Wine , Women & War”. Pocos años después, la revista estadounidense “Collier’s: The National Weekly” también aplicó la palabra en forma repetida.

Aunque la profesora de Georgetown aseguró que en Grecia antigua la palabra “bla” era usada como “bar”, refiriéndose a un extracto del término bárbaro o palabras sin sentido, esta expresión habría nacido antes, considerando que ya era implementada en libros del siglo XIX como una derivación de “blab”.

Un detalle no menor, es que el blablá adquirió más peso durante el período de postguerra, en donde el software NGram de Google captó un aumento en la frecuencia de uso del término de 50 veces en un lapso de 40 años, de 1960 al 2000, señala Nunberg.