Occidente intensificaba este miércoles su campaña diplomática con Rusia, para tratar de calmar la situación en Ucrania, donde Moscú no deja de alertar sobre la presencia de lo que califican como un “fascismo” en auge.

Para este miércoles está previsto en Moscú un encuentro entre el presidente en ejercicio de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), el suizo Didier Burkhalter, y el presidente ruso Vladimir Putin.

La visita de Burkhalter forma parte de los esfuerzos renovados de los europeos para encontrar una salida pacífica a la crisis.

Ucrania se encuentra desgarrada entre un poder central nacionalista proeuropeo, y unas milicias prorrusas que no reconocen a estas autoridades y se hicieron con más de 10 ciudades en el oriente del país. El gobierno de Kiev ha enviado su ejército a una de ellas, Slaviansk, para tratar de recuperarla.

A pocas horas del encuentro, el canciller ruso, Serguei Lavrov, acusó a los europeos de ignorar el “fascismo” en auge en Ucrania. El poder ruso no deja de utilizar este término para descalificar a las autoridades interinas de Kiev y sus apoyos, a medida que se acerca la celebración en Rusia del triunfo sobre el nazismo el 9 de mayo.

Burkhalter pidió el martes seguir en la línea del acuerdo diplomático del 17 de abril entre Ucrania, Rusia, la UE y Estados Unidos, que buscaba calmar la situación en el oriente ucraniano y finalmente quedó en papel mojado.

En Slaviansk, epicentro de los enfrentamientos entre prorrusos y fuerzas regulares ucranianas, se escucharon disparos con armas pesadas y ráfagas de fusiles automáticos la madrugada del miércoles.

“Esta mañana hubo combates en los puntos más calientes”, confirmó a la AFP la portavoz de los insurgentes prorrusos, Stella Jorocheva. “Los nazis no se detienen con nada”.