La madre de una menor denunció durante esta jornada al jardín particular de Villa Manuel Larraín de Curicó, luego de que su hija de dos años resultara con rasguños y heridas profusas en su rostro mientras estaba el cuidado de las educadoras.

El caso fue denunciado ante el personal de Carabineros de la Subcomisaría de Santa Fe y luego de manera pública por la madre afectada, Camila Cabrera.

Autoridades del centro educativo se limitaron a enviar un correo electrónico aclarando que para ellos “resulta muy extraño” este hecho.

Nos dirigimos a Ud. con la única intención de aclarar la situación, en la que lamentablemente nos hemos visto involucrados.

Se trata de un caso muy particular y por supuesto aislado.

“El día de ayer (martes 29 de abril), la niña asistió como de costumbre al Jardín, a media mañana la pequeña se puso inquieta, quería sólo los brazos; la Asistente la bajaba (pues ella ya a su corta edad camina), para hacer otra actividad y la niña se colocaba a llorar de inmediato, Uds. comprenderán que una niña de 1 año 2 meses, no puede pasar todo el día en brazos.

En cierta oportunidad la Asistente bajó a la pequeña para ir a buscar material para trabajar dentro de la misma sala y la niña en su desesperación se llevó la manito a la cara cerca del ojito, apretándose y quedando la marca en su cara.

Se llamó de inmediato a la abuelita, persona que en la ficha de ingreso que existe en nuestros registros, es la indicada para llamar en caso de emergencia, obviamente para ponerla al tanto de lo sucedido.

Ella por supuesto se preocupó, pero nos dijo que no la podía venir a buscar- porque se encontraba en la ciudad de Talca. Nos quedamos así, pues no pasó a mayores.

A posterior, a eso de las 13:30 hrs. la niña seguía queriendo estar siempre en brazos, lo que hasta esa hora fue así, en un momento la asistente de aula tuvo que hacer algo y la bajó de los brazos, ocurriendo ahora algo similar a lo acontecido anteriormente, pero ahora con más fuerza, se llevó las dos manitos a la cara apretándose y dejándose todos sus deditos marcados, sólo porque no quería que la bajaran, quería estar constantemente en brazos.

Para nosotros fue impresionante ver su cara en el momento de los hechos, la piel de los niños es mucho más delicada que la de un adulto.

Obviamente entendemos que es difícil de comprender, pero nosotros no ocultamos nada, siempre trabajamos transparentemente. Si hubiese sido otro niño el que por algún motivo le haya hecho esas heridas, como ellos dicen, no hubiésemos tenido ningún problema en reconocerlo.

Por eso, es que nos causa mucha duda, que al momento que vino la abuelita, no haya querido ver a la niña; diciéndole nosotros en reiteradas ocasiones que fuera a mirarla, porque habían sido hartas las heridas que le quedaron en su cara, como lo explicamos más adelante.

Ocurrida esta situación nos pusimos en contacto de inmediato nuevamente, para decirle lo que había pasado, dándole toda la información, de que le había quedado toda la carita marcada. Ella nos dijo que venía viajando de Talca, y que pasaría al Jardín apenas llegara; ahí nos quedamos tranquilos, pues pensamos la vendrían a buscar, cuando ella llegó al Jardín preguntó por la niña, le explicamos lo sucedido y a aparentemente, según nuestra apreciación comprendió la explicación dada; incluso le dijimos que la fuera a ver, para que mirara sus marcas, pero ella no quiso. Lo encontramos raro, pero fue su decisión, nos dijo que más tarde vendría la mamá a buscarla, alrededor de las 17:30.

Todo quedó así hasta ese momento. La mamá llegó como a las 18:15 hrs, aprox. vio a la niña, se preocupó, le dijimos lo mismo que anteriormente le habíamos comunicado a la abuelita, la mamá también aparentemente comprendió, y tratamos de deducir por qué la niña había tenido esa reacción, esos nervios repentinos. Nos dijo que le estaban saliendo algunos dientecitos, atribuyéndolo ella misma a eso.

También la niña faltó unos días al Jardín, haciendo eso que ella estuviese más regalona. Son muchos los factores que pueden incidir en que una niña tome esa actitud. Anteriormente, también había hecho de apretarse la carita, pero no se había dejado marcas.

La mamá durante la conversación que sostuvimos en horas de la mañana, en lo cual acudió a nuestras dependencias junto al abuelito de la niña, dice que la niña no hace eso en la casa, pero nosotros con la experiencia que tenemos, podemos decir con toda seguridad, los niños no se comportan de igual forma en la casa como en el jardín.

Nosotros sabemos que es extraño todo esto pero después de haber visto y escuchado su entrevista se contradice ella misma en cuanto a lo irritable que había andado la niña hace días atrás. Incluso cuando la mamá vino a buscar a la niña, se dio cuenta de que estaba un poco irritable, sin siquiera intentar llevarla en el coche, pidiéndonos entonces si lo podía dejar en el jardín, accediendo por supuesto, hasta ahora sigue aquí.

Nosotros nos ponemos en el lugar de los padres, pero es difícil poder culpar a alguien con tanta seguridad como ella lo dice en la entrevista, después de habérselo explicado y ella entendido.

Esperamos la carta sea bien recibida, ya que tratamos de explicar con detalles lo sucedido en este caso, ya que con alteración en el momento de actuar de los padres es difícil poder relajarse y entregar una respuesta más tranquila”.

Luis Cabello (RBB)

Luis Cabello (RBB)