Peter Jenni, uno de los padres del experimento que llevó al descubrimiento del bosón de Higgs, recibió ayer miércoles el título Honoris Causa de la Universidad Católica de Chile y afirma que el Gran Colisionador de Hadrones, el acelerador de partículas más potente del mundo, todavía tiene muchas respuestas que ofrecer.

El Gran Colisionador de Hadrones (LHC, como se le conoce por sus siglas en inglés), es un anillo de 27 kilómetros de circunferencia instalado cerca de Ginebra (Suiza) y operado por el CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear).

Se trata del mayor acelerador de partículas que existe en el mundo y su potencia puede hacer que éstas alcancen casi la velocidad de la luz al colisionar.

“El Gran Colisionador de Hadrones (LHC) estará operativo hasta 2035 y hasta el momento ha operado a baja energía, no en toda su potencia. Podemos decir que ha ofrecido un 1% de los muchos descubrimientos que nos esperan en el futuro”, afirma a la AFP Jenni, con los ojos brillantes.

“Estamos en el comienzo, vivimos tiempos emocionantes para la física de partículas”, asegura uno de los padres del experimento ATLAS, uno de los que fue clave en el descubrimiento del bosón de Higgs, la conocida como “partícula de Dios”.

El físico suizo dio una charla en la Universidad Católica a su paso por Santiago sobre el trascendente descubrimiento, en una sala repleta de jóvenes y emocionados aspirantes a nuevas estrellas de la física.

El detector de partículas ATLAS logró reunir a 3000 científicos de 177 universidades y 38 países para demostrar la existencia de la elusiva partícula, “la pieza que faltaba del rompecabezas del Modelo Estándar de física”, una tabla de elementos que explica la física del universo, relacionada con los trabajos de Einstein.

Antes de lo esperado

El bosón de Higgs es determinante para saber cómo los objetos adquieren masa. Si los electrones y partículas elementales que componen todos los objetos que nos rodean -incluyéndonos a nosotros mismos- no tuvieran masa, no podrían unirse formando átomos más complejos que den lugar a estrellas, planetas, galaxias o personas, a la materia que somos y vemos. De ahí su carácter todopoderoso.

La noticia que prueba la existencia del bosón, transmitida al mundo el 4 de julio de 2012, se produjo para Jenni antes de lo esperado. “Tengo que confesar que encontramos el bosón cuando el LHC llevaba trabajando sólo tres años y funcionó de forma más rápida y eficiente de lo que esperaba”, afirma.

Aunque no fue un camino fácil: para probar el bosón de Higgs hay que esperar a sucesos que se producen de forma muy muy rara. Menos de una colisión de cada 1000 millones ofrece algo digno de estudio.

Además, el bosón se desintegra al colisionar, por lo que hay que buscar la “firma” que deja tras la colisión, y fueron necesarias trillones de billones de colisiones (exactamente, dos veces 10 elevado a la 15) para encontrarlo, lo cual se produce al ritmo de billones al segundo.

“Aunque la naturaleza fue amable con nosotros porque se produjo en un área en que pudimos verlo, podría no haber sido el caso y nos hubiera llevado mucho más tiempo”, afirma.

Ahora el LHC se encuentra parado para modernizar sus componentes de forma que pueda funcionar a una mayor potencia de energía, lo que abre la puerta a responder nuevas preguntas.

“Sabemos que el Modelo Estándar de la Física no explica todo el universo, no es completo, necesitamos ir más allá de ese modelo”, explica Jenni.

En busca de la materia oscura

Uno de los potenciales avances es el conocimiento de la materia oscura, una de las grandes interrogantes de la física.

“Debe existir más materia de la que somos capaces de ver al observar las estrellas. Una de las posibles explicaciones es que poco después del Big Bang, se produjeran las llamadas partículas supersimétricas, y que una de ellas sobreviviera, dando lugar a la materia oscura”.

La materia oscura “no interactúa de forma normal con otra materia, sólo con la gravedad, por eso no podemos ver ninguna luz que emana de ella”, explica.

Jenni afirma que el LHC podría producir suficiente energía como para reproducir en el laboratorio de manera controlada materia oscura y encontrar la clave de ese enigma, algo que revolucionaría aún más nuestra comprensión del universo.

Hasta el momento, todo lo que conocemos y vemos, incluido las miles de galaxias lejanas, solo compone el 4% del universo. Se estima que un 25% del universo está compuesto por esta materia oscura.

El científico ya trabaja en el proyecto de un nuevo colisionador de 100 kilómetros de circunferencia que se construiría sobre la estructura actual del CERN y que podría ver la luz para 2045.