Este fin de semana termina el que debe ser el campeonato más mediocre de los últimos tiempos, y se inicia un largo receso que permite volver a analizar nuestro fútbol.

Estamos frente a un escenario en el que la infraestructura y el financiamiento están relativamente cubiertos, gracias al CDF y a las SAD. Pero nadie piensa en la calidad del producto ni cómo invitar a más gente a los estadios. No hay una actividad más desprotegida que el fútbol chileno.