Desde hace años, desde los astrónomos hasta la ciencia ficción nos vienen advirtiendo sobre los efectos devastadores que tendría el impacto de un meteorito de gran tamaño sobre la Tierra. Hasta ahora, las posibilidades mínimas de este desastre nos han proporcionado un cierto sentido de seguridad.

El problema, es que estamos equivocados.

Con ocasión del día de la Tierra, este 22 de abril tres ex astronautas de la NASA presentarán evidencias de que nuestro planeta sufre impactos de meteoritos con un tamaño considerable con una frecuencia de entre 3 a 10 veces más de lo que las agencias espaciales han admitido.

Aunque los datos serán entregados en detalle este martes, el CEO de la Fundación B612, Ed Lu, adelantó que si hasta el momento no hemos tenido una ciudad arrasada por un meteorito, ha sido por “pura suerte”.

¿Cómo lo saben? Gracias al análisis obtenido de una red de alerta sobre uso de armas nucleares, la cual ha registrado desde que entró en funcionamiento en 2001, un total de 26 explosiones de proporción equivalente a una bomba atómica, aunque todas en lugares remotos, alejados de poblaciones humanas.

“Esta red ha detectado 26 explosiones de varios kilotones desde 2001, todas provocadas por asteroides. Esto demuestra que los impactos de meteoritos no son raros, sino 3 a 10 veces más comunes de lo que pensábamos. El hecho de que ninguno de estos impactos haya sido detectado previamente prueba que lo único que ha evitado una catástrofe sobre una ciudad es sólo la suerte”, explicitó Lu según recoge la publicación científica británica Phys.org.

La información será refrendada por los ex astronautas Tom Jones, de las misiones del transbordador espacial, y Bill Anders, de la misión Apolo 8. Ellos concluyen que meteoritos como el que estalló sobre los cielos de la ciudad rusa de Chelyabinsk en febrero de 2013, con una fuerza de 530 kilotones de TNT, pueden impactarnos cada década o dos.

Los impactos, que serán mostrados en video durante la cita en el Museo Aeronáutico de Seattle, buscan concitar apoyo para la red Centinela de la Fundación B612, que busca lanzar un telescopio espacial infrarrojo que rodee el Sol siguiendo la órbita de Venus, en busca de elementos que pudieran resultar peligrosos para nuestro planeta.

Apoyada por empresas privadas como Ball Aerospace y donaciones personales, Centinela pretende llegar al espacio en 2017 ó 2018, siendo capaz de rastrear cientos de miles de objetos alrededor de la Tierra, con un tamaño superior a los 140 metros, en la esperanza de poder desviarlos antes de que entren en curso de colisión con nosotros.

Ball Aerospace

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