A 63 años luz del Sistema Solar se encuentra la estrella enana Gliese 710. Apenas cuenta con la mitad de la masa y el radio del Sol, pero su inminente cercanía con la Tierra promete provocar algo más que una molestia para nuestro planeta.

Por supuesto que aún es muy temprano para alarmarse y correr en círculos con los brazos en alto. Un escenario como este recién podría darse en 1,4 millones de años más, según el análisis realizado al Catálogo Hipparco -publicado en 1997 y que contiene información de 118.218 estrellas- en combinación con bases de datos más recientes.

Hacia ese entonces, el acercamiento que se daría puede generar que la citada enana naranja ingrese a la Nube de Oort, conjunto hipotético de cuerpos pequeños ubicados más allá de Neptuno y que es la responsable de producir los cometas que solemos ver en las noches.

De acuerdo a los cálculos realizados por el astrónomo ruso Vadim Bobylev, del Observatorio Astronómico Pulkovo de San Petersburgo, las probabilidades de que Gliese 710 se acerque a 1.1 luz del Sol son de un 86% y la estrella avanza a esta dirección a una velocidad de 30.000 kilómetros por hora.

Si bien una eventual colisión está descartada, según corroboró en su momento la NASA, la influencia gravitacional que posee sí amenaza con generar estragos en la Nube de Oort, desviando la trayectoria de los objetos que la rondan y “disparando” lluvias de meteoros y cometas hacia el interior del Sistema Solar.

En la práctica, para nosotros puede configurarse como un evento que estaremos muy lejos de presenciar. Sin embargo, considerando que la Tierra posee de acuerdo a las estimaciones más de 4.000 millones de años, es un fenómeno más bien próximo en el tiempo.