Con el paro de trenes y autobuses arrancó la medianoche de este jueves una huelga general en Argentina convocada por tres de las cinco centrales sindicales del país, que reclaman al gobierno de la presidenta Cristina Fernández acciones contra la alta inflación y ajustes de tarifas.

Es incierto el nivel de adhesión que obtendrá la huelga, que busca paralizar por 24 horas esta nación de 40 millones de habitantes que confronta a una fuerte inflación, que el primer bimestre de 2014 superó el 7%.

La medida es percibida por algunos gremios y analistas como un juego político para desafiar al Gobierno centroizquierdista de Fernández, al mando desde 2007.

En la capital y en los suburbios de Buenos Aires, donde se concentra la mayoría de la población, los trabajadores que dependen del transporte público tuvieron que hacer largas colas al salir más temprano de sus empleos para llegar a sus hogares.

En varios puntos de la capital las enormes pilas de basura acumulada antes de que los camiones recolectores pararan, y las filas de autos en las estaciones de servicio para cargar combustible, reflejaban los primeros signos del paro.

El éxito de la huelga dependerá del nivel de acatamiento que tenga entre los gremios del transporte: ferrocarriles, colectivos, subte (metro) y técnicos aeronáuticos, que impedirán de hecho al resto de los trabajadores llegar a sus empleos.

La huelga es convocada por gremios opositores para protestar contra el intento de Fernández de poner límites al reajuste salarial que se discute en negociaciones colectivas con las empresas, la alta inflación que afecta el poder adquisitivo y también por la creciente violencia criminal en las grandes ciudades.

“Los trabajadores les decimos al gobierno ¡basta!, paro general”, fue la consigna del camionero Hugo Moyano, líder de la protesta y del sector antigubernamental de la central obrera CGT, enfrentado con el ala kirchnerista que agrupa a grandes gremios industriales, comercio, bancarios y docentes, que no se pliegan a la medida.

“Todos tienen derecho a hacer huelga y está bien”, dijo el martes la mandataria, que está a 18 meses de terminar su segundo mandato.