Frente al aumento de cuadros de ansiedad y crisis de pánico en el norte del país luego del reciente terremoto y sus réplicas, el jefe de la Unidad de Psicotrauma del Hospital del Trabajador, Rodrigo Gillibrand, llamó a no sobre diagnosticar y consultar a un especialista frente a ciertos síntomas de salud mental.

Al respecto, el especialista explicó que una crisis de pánico consiste en la máxima expresión de ansiedad, y que cuando ocurren de forma repetida, puede significar la presencia de una enfermedad y ameritar el tratamiento especializado, tanto con terapia psicológica como con fármacos.

Gillibrand puntualizó que estas crisis se producen por un descontrol de la química del cerebro, lo que también está relacionado con el ambiente en el cual nos movemos, especialmente en el caso de grandes causantes de estrés como en este caso.

“Un desastre natural de esta magnitud puede causar una serie de sentimientos y emociones en las personas. La mayor parte de estas reacciones serán normales o adaptativas ante un evento que no podemos controlar: ansiedad, temor, dificultades para estar tranquilo, etcétera. Un desastre nos cambia la rutina, genera incertidumbre mientras dura la crisis. Una parte de las personas que viven un desastre pueden desarrollar síntomas o trastornos que ameriten un tratamiento. Afortunadamente no son la mayoría”, explicó el especialista.

Respecto a cómo detectar una crisis de pánico, Gillibrand dijo que las crisis de pánico son un cúmulo de síntomas de presentación súbita que se caracterizan por taquicardia o palpitaciones, sensación de falta de aire, temblores en el cuerpo, mareos, sensación de desvanecimiento, temor intenso, sensación de que se va a perder el control o que uno podría perder la razón, ganas de salir arrancando y desesperación.

Con respecto a la salud mental de toda la población afectada, el siquiatra Rodrigo Gillibrand expresó que algunas personas experimentarán un estrés postraumático.

“Hay otros cuadros que van más allá del estrés, ansiedad, depresión, etcétera. En términos coloquiales y en una cultura sísmica como la nuestra podríamos acuñar este término, “estrés post terremoto”, pero no considerarlo como un diagnóstico o enfermedad, sino una respuesta esperable, adaptativa y transitoria”, agregó.

“En el caso del último terremoto, hay que considerar que la crisis aún persiste y tomará un tiempo de adaptación, no sólo individual, sino también como sociedad. Mientras avance el proceso, se espacien las réplicas y vuelvan a funcionar los servicios de forma adecuada, la población va a retornar a la calma” aseguró el especialista en post trauma.