Un “altercado” con otros soldados podría haber sido el origen de un tiroteo en Fort Hood, en el que un soldado considerado psicológicamente “inestable” mató a tres militares e hirió a otros 16, suicidándose luego.

El Ejército estadounidense intentaba este jueves delinear la personalidad del autor del tiroteo, un veterano de Irak sin antecedentes de violencia, para tratar de determinar cómo pudo ocurrir nuevamente un ataque de este tipo en esa base militar de Texas (centro-sur de EEUU).

“Parece haber habido un altercado verbal con otros soldados”, afirmó en la tarde del jueves el general Mark Milley, comandante de la base de Fort Hood, evocando un posible “elemento desencadenante” de la agresión.

Pero “no hay indicaciones de que haya tomado por blanco a algunas personas en particular”, reconoció el oficial en conferencia de prensa.

El secretario de Defensa Chuck Hagel, admitió el jueves que hubo un problema de seguridad en la base. “Obviamente tenemos un problema”, dijo en conferencia de prensa en Honolulu (Hawai), donde presidió una reunión de ministros de Defensa de la ASEAN.

“Dejemos a los investigadores hacer su trabajo. No tenemos toda la información”, afirmó. “¿Qué motivó a esa persona a hacer eso, dónde estuvo el problema, por qué tenemos ese problema?” de seguridad, “vamos a averiguarlo”, prometió.

Oriundo de Puerto Rico, el soldado había pasado cuatro meses en Irak hasta fines de 2011, los cuatro últimos en que hubo presencia militar estadounidense en ese país.

Entonces, los militares estadounidenses no patrullaban más las calles de Bagdad sino que estaban acantonados en las bases, ocupándose de asuntos logísticos o del entrenamiento de las fuerzas iraquíes. Él se desempeñaba como conductor de un camión.

“Su expediente no da cuenta de ninguna herida, de ninguna implicación directa en combate”, declaró el secretario del Ejército, John McHugh, durante una comparecencia ante senadores de la comisión de las Fuerzas Armadas.

Uno de los problemas recurrentes en las filas del ejército durante las guerras de Irak y Afganistán fue el de soldados que sufrían conmociones cerebrales, a menudo por encontrarse muy cerca del lugar donde ocurría una explosión. Estas conmociones pueden generar estrés postraumático. Pero nada hace pensar que el autor del tiroteo de Fort Hood haya sido víctima de tal conmoción.

El hombre, Iván López, de 34 años, sufría de “problemas psicológicos”, reveló el miércoles por la noche el comandante de la base de Fort Hood, el general Mark Milley.

Estaba siendo sometido a pruebas médicas para determinar si sufría estrés postraumático pero el diagnóstico aún no estaba acabado, según el general Milley.

El soldado estaba en tratamiento por diversos “problemas mentales, que iban de la depresión a la ansiedad pasando por problemas para dormir”, reconoció McHugh, quien señaló que López había estado acudiendo a un siquiatra el mes pasado.

“Hasta ese momento, no tenemos ningún indicio en su expediente de que esa evaluación haya revelado signos de posible violencia contra sí mismo o contra otros”, explicó. El objetivo era “continuar haciéndole seguimiento y tratándolo de manera apropiada”.

Según el jefe del Estado Mayor, el general Ray Odierno, el hombre había pasado nueve años en la Guardia Nacional de Puerto Rico y se había enrolado luego en 2008 en el servicio activo del Ejército estadounidense.

Durante su servicio en la Guardia Nacional, estuvo destinado un año en el Sinaí, en Egipto.