El ex primer ministro noruego, el socialdemócrata Jens Stoltenberg, fue nombrado este viernes secretario general de la OTAN en reemplazo del danés Anders Fogh Rasmussen, según un comunicado de la Alianza.

“Esta tarde el Consejo del Atlántico norte decidió nombrar a Jens Stoltenberg como secretario general de la OTAN”, anunció la Alianza en un comunicado. El político de 55 años asumirá el cargo el 1 de octubre por cuatro años. En Twitter, Rasmussen indicó que “es el hombre adecuado” para el cargo.

Jefe del partido laborista noruego, Jens Stoltenberg dirigió el gobierno noruego durante casi diez años. Fue derrotado en las elecciones legislativas de septiembre de 2013. Era el único candidato al puesto de secretario general.

Rasmussen estaba al frente de la Alianza desde 2009.

Los 28 países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se pusieron de acuerdo más rápido que los previsto ya que se espera el nombramiento para junio.

Stoltenberg recibió el apoyo de los principales países de la Alianza, en primer lugar Estados Unidos, pero también Alemania, Francia y Gran Bretaña.

Este nombramiento interviene en momentos en que la Alianza Atlántica, organización creada hace 64 años, atraviesa nuevos desafíos con la crisis ucraniana, por lo que numerosos países miembros lanzaron llamados para que se concrentre en Europa tras el largo conflicto en Afganistán.

En su juventud era detractor de la OTAN

Jens Stoltenberg militó durante su juventud en los sectores radicales hostiles a la Alianza Atlántica para luego convertirse en un hombre de consenso.

Este economista socialdemócrata nunca se interesó particularmente por los temas de defensa y seguridad, pero diez años al frente de diferentes gobiernos le dejaron numerosos contactos internacionales y le enseñaron el arte de la negociación.

Del Partido Laborista, será el primer secretario general de la OTAN de un país fronterizo con Rusia. Su acción política le permitió establecer buenas relaciones con Moscú, una ventaja en estos momentos de la crisis de Crimea, que reavivó tensiones que rememoran la Guerra Fría.

Cuando era primer ministro, Noruega y Rusia firmaron acuerdos limífrofes importantes en el mar de Barents así como sobre la exención de visas para habitantes de zonas fronterizas.

“La experiencia de Stoltenberg y de Noruega como vecina de los rusos será seguramente útil”, estimó recientemente el periódico de referencia noruego Aftenposten.

“Pero la naturaleza de la relación que Occidente debe tener con Rusia se decide en otros lugares que en los órganos de la OTAN”, agregaba el diario, apuntando hacia la Unión Europea y, sobre todo, a Washington.

Durante su juventud, Jens Stoltenberg militó contra la OTAN y la Comunidad Europea, dos organizaciones a las que luego apoyó.

En 1973, con cabellos largos, lanzó piedras contra la embajada de Estados Unidos en reacción al bombardeo de la ciudad vietnamita de Haiphong por la Fuerza Aérea estadounidense.

En 1985 tomó las riendas de la Juventud Laborista, que preconizaba una salida de Noruega de la OTAN. Pero fue bajo su mando que el movimiento dio un giro y empezó a apoyar a la Alianza Atlántica.

“Pareciera que sus ideas radicales se diluyeron con el tiempo, pero sin desaparecier totalmente”, lamentaba esta semana un editorialista del Wall Street Journal.

Como ministro, recordó el periódico estadounidense, Stoltenberg participó en protestas contra los ensayos nucleares franceses en el atolón de Mururoa.

No es un ‘halcón’

Jens Stoltenberg, casado y padre de dos niños, nació en una familia imbuida en la política. Su padre fue ministro de Defensa y luego de Relaciones Exteriores y su madre secretaria de Estado.

En 1991 fue elegido diputado, ministro de Energía y luego de Finanzas. En 2000, con 41 años apenas cumplidos, se convirtió en el jefe de gobierno más joven de Noruega. Un puesto que ocupó brevemente pero que volvería a conquistar entre 2005 y octubre pasado.

Bajo sus mandatos, este reino nórdico participó en la guerra de Afganistán y en los bombardeos contra Libia.

Noruega combina una tradición pacifista con una cultura atlantista. Es uno de los pocos miembros de la Alianza, gracias a su petróleo, que ha aumentado su presupuesto de defensa, cuando sus socios lo reducen por efecto de la crisis económica.

Stoltenberg es muy popular en sus tierras.

Acostumbrado a las negociaciones difíciles, es un as del compromiso, a tal punto que algunos de quienes trabajaron con él le recriminan rehuir los conflictos.

“Nadie puede ver en Jens Stoltenberg un halcón en materia de política de seguridad”, afirmó Gunnar Stavrum, un comentarista del periódico Nettavisen.

Para Stavrum, “la elección de Jens Stoltenberg muestra que en un periodo de intensificación de los conflictos internacionales, los grandes países de la OTAN desean un secretario general listo para el compromiso”.