La modelo española Wilma González dio de qué hablar este martes en algunos medios de comunicación, tras reconocer que se sometió a un controversial tratamiento para bajar rápidamente los kilos que según ella le sobran: la “malla lingual”.

Se trata de un parche que se cose a la lengua generando un bloqueo mecánico que impide la deglución de alimentos sólidos, llevando a perder hasta 12 kilos en un mes.

El método impartido en Chile en centros como la Clínica Terré, tiene un costo de 800 mil pesos y una duración de 3 meses, que consta de “un mes de malla y dos meses de seguimiento en donde el paciente puede seguir bajando de peso en caso de ser necesario o aprender a mantener su peso evitando así el efecto rebote”, señalan en la página oficial del centro mencionado.

“Además, al estar sobre las papilas gustativas disminuye la sensibilidad al gusto lo que contribuye en el control de la ansiedad. También ayuda como recordatorio constante al paciente ya que si intenta ingerir alimentos sólidos produce molestias lo que evita salidas de la dieta, y mejora así la adherencia al tratamiento. Como resultado se logra una disminución de hasta 10% del peso corporal durante el primer mes de tratamiento”, añade el sitio de la clínica.

Aunque la nutrióloga de Terré, Catalina Silva, aclaró hace un tiempo a Radio Bío Bío que el dispositivo “permite deglutir alimentos procesados como papillas, frutas hechas compota, yogurt, leche, y complementando todos los nutrientes con suplementos nutricionales para evitar así la desnutrición”, lo cierto es que la pérdida drástica de peso no es el único riesgo que implica.

Benjamín Martínez, odontólogo especialista en patología oral y académico de la Universidad Mayor, afirmó a BioBioChile que este procedimiento puede presentar otros peligros. Uno de ellos es que se desprenda parte de la membrana si llegara a romperse una sutura y se desgarre la lengua en esa zona.

Asimismo, se corre el riesgo de que se infecte la herida o se acumulen restos de alimentos entre la malla y la superficie de la lengua, “zona que no va a poder limpiarse ocasionando saburra dental y mal olor (halitosis)“.

Por otro lado, “al dejar un espacio de la mucosa cerrada es más fácil que se desarrolle una infección por hongos como ocurre en los pacientes que usan prótesis de acrílico y no las retiran en la noche, quienes frecuentemente tienen candidiasis bajo sus prótesis”.

Otro de los que tiene una mala opinión en torno a este tipo de tratamientos es Richard Chaffoo, un cirujano plástico estadounidense que en declaraciones a Yahoo! Shine en agosto del año pasado, calificó el procedimiento como “poco ético”. Él aseguró que no sólo se corre el riesgo de contraer una infección o que se desarrolle una úlcera en la boca, sino que también “el parche se podría desprender, viajar por la garganta y causar una obstrucción de las vías respiratorias”.

Además, según Chaffoo llevar una dieta extrema reducida en calorías es de por sí un problema. “Lo que ocurrirá es que el cuerpo realmente comenzará a comer su propio tejido. Vas a perder músculo”, aseguró en esa oportunidad.

“La pérdida de peso debe ser un cambio en tu estilo de vida. Realmente tienes que decidir cómo el exceso de peso o comer los alimentos incorrectos impacta en ti. Si no cambias tu estilo de vida, vas a volver a comer como lo hacías antes de todos modos”, puntualizó finalmente.