Marchas multitudinarias evocan el lunes otro aniversario del golpe de Estado de 1976 y la dictadura que dejó en 1983 una Argentina endeudada y pobre, a costa de millares de desaparecidos y la aventura belicista en la guerra de Malvinas.

Decenas de miles de manifestantes se movilizaron en Buenos Aires y en las principales ciudades, con el histórico llamamiento a “nunca más” un asalto al poder.

En cada distrito, como sucede cada año, marcharon por separado partidarios de la presidenta Cristina Fernández, opositores socialdemócratas, la izquierda trotskista, organismos humanitarios divididos y corrientes sindicales enfrentadas.

El acto central en la Plaza de Mayo, tradicional caja de resonancia política, frente a la Casa Rosada (gobierno), tuvo la consigna ‘Un pueblo con Memoria es Democracia para siempre’.

Coloridas y bulliciosas columnas fueron encabezadas por el sector de Madres de Plaza de Mayo que lidera la kirchnerista Hebe de Bonafini y la entidad ‘Hijos’ de desaparecidos, que fueron unos 30.000 según las entidades humanitarias.

“Recordamos una fecha trágica para el pueblo argentino. Rendimos homenaje a héroes y mártires”, dijo en la red social Twitter el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.

Un total de 2.071 personas, entre civiles y militares, están o estuvieron involucradas en las causas aún abiertas por terrorismo de Estado, con 370 condenas y 35 absoluciones, según el humanitario Centro de Estudios Legales y Sociales.

“A 38 años del golpe, únicamente la democracia es capaz de preservar a un pueblo de semejante horror”, dijo el diputado Ricardo Alfonsin (Unión Cívica Radical, oposición socialdemócrata), e hijo de Raúl Alfonsín (1983-1989), primer mandatario de la transición.

Duras críticas opositoras al gobierno

La juventud del radicalismo, segunda fuerza legislativa, desplegó una dura campaña contra Fernández al reclamarle “¿Qué hiciste por los derechos humanos últimamente?”.

Los jóvenes radicales señalan los casos de 51 muertos en un accidente ferroviario en 2012, casos judiciales por corrupción contra altos funcionarios y el nombramiento como jefe del ejército del general César Milani, acusado de reprimir en la dictadura, cuando era teniente.

“Milani era un represor. Debería estar sentado frente a la Justicia”, dijo el lunes Nora Cortiñas, dirigente de Línea Fundadora, sector disidente de Madres de Plaza de Mayo.

El kirchnerismo (peronismo de izquierda) reivindica en cambio haber anulado las leyes de amnistía y reabierto los juicios.

Entre los sentenciados a cárcel perpetua estuvo el líder del golpe y primer dictador, Jorge Videla, fallecido en una celda en mayo de 2013, a los 87 años.

“El fallo judicial declara el cese inmediato de la huelga docente (que afecta a casi tres millones de niños en la provincia de Buenos Aires) es similar a las leyes de la dictadura”, criticó el lunes el sindicalista Julio Piumato, del ala antigubernamental de la central obrera CGT.

Los partidos de izquierda enrolados en el trotzquismo también embistieron contra Fernández, al marchar con las consignas “Fuera Milani” y “Basta de ajuste contra el pueblo trabajador”.

Los izquierdistas sostienen que el gobierno se derechizó con medidas de ortodoxia monetaria para frenar una corrida contra el peso, además de acordar con el FMI, el Club de París y la firma española Repsol a la que indemnizará por la expropiación de la petrolera YPF.

En 1983, al asumir Alfonsín, la deuda argentina había crecido de 12.000 a 75.000 millones de dólares, por emisión de títulos para financiar la especulación financiera, organizar el Mundial de fútbol de 1978 y comprar armamentos.

Dicha armas fueron empleadas en la guerra de Malvinas en 1982, iniciada y perdida por el dictador Leopoldo Galtieri, con saldo de 649 argentinos y 255 británicos muertos.

Alfonsín ordenó juzgar a los comandantes, pero luego firmó leyes de amnistía y el expresidente Carlos Menem (1989-1999) les dictó un amplio indulto.