Cubierto por la bandera roja y gualda, el féretro con los restos mortales de Adolfo Suárez, primer jefe de gobierno de la democracia española, fue instalado con honores este lunes en el parlamento español para darle el último adiós.

Llevado a hombros por ocho militares al son acompasado de un sobrio tambor militar, el féretro entró en el Congreso de los Diputados, en Madrid, por la puerta principal, flanqueada por dos leones, que sólo se abre en ocasiones excepcionales.

Los restos mortales de Suárez, trasladados desde la clínica madrileña donde había fallecido el domingo a los 81 años, desfiló, seguido por sus familiares, ante la mirada atenta del presidente del gobierno, Mariano Rajoy, y sus tres antecesores vivos, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero.

Cientos de españoles se habían reunido también desde primera hora de la mañana frente al lugar donde esperaban asimismo representantes de cuerpos militares en uniforme de gala que presentaron armas al féretro en señal de respeto.

Entre los presentes, muchos jubilados que vivieron los difíciles años en que Suárez condujo al país hacia la democracia tras el fin de la dictadura franquista (1939-1975).

“No vamos a tener nunca un presidente como él. Se lo comieron porque no era ni de derecha ni de izquierda y era muy honesto”, afirmaba María Dolores Carmona González, de 68 años, recordando que el político centrista dimitió en 1981 entre duros ataques de sus rivales y sus compañeros de partido.

Suárez “es el más grande”, decía Rosa Caño, de 86 años. “Supo hablar con sus enemigos”, afirmaba María Jesús Fernández, de 64 años, en alusión al talento negociador del hombre que, surgido del aparato franquista, osó legalizar al Partido Comunista de España.

“Es el mejor presidente que tenemos. Generó consenso y fue un transmisor de valor”, agregaba Cipriano Muñoz, de 79 años.

Los reyes Juan Carlos y Sofía debían ser las primera autoridades en recogerse en una capilla ardiente que después estará abierta al público durante 24 horas. El martes, el féretro de Suárez será trasladado a Ávila, provincia de donde era originario, para ser enterrado en su Catedral.

La próxima semana tendrá lugar un funeral de Estado en la catedral madrileña de La Almudena.