La Alta Dirección Pública (ADP) nació el 2003, luego que el entonces presidente de la UDI, Pablo Longueira, saliera al rescate del gobierno de Ricardo Lagos, fuertemente afectado por el escándalo de los sobresueldos.

Entre los acuerdos cerrados por el líder gremialista con el ministro del interior de la época, José Miguel Insulza, para modernizar y mejorar la transparencia del estado estuvo la creación de este sistema, cuyo objetivo original fue seleccionar -vía concurso- a profesionales altamente capacitados para implementar políticas públicas.

Sin embargo, con el tiempo se fue desvirtuando por los avatares propios de la coyuntura política. La ADP está hoy en el ojo del huracán como consecuencia de las desvinculaciones de personal en el inicio de esta administración.

Por ello, hay coincidencia entre parlamentarios de la Nueva Mayoría en que se necesita una revisión. El diputado demócrata cristiano Gabriel Silber dijo que hay que impedir que cargos de confianza sigan ocupados por funcionarios del gobierno anterior cuando hay un cambio de mando.

El jefe de la bancada de diputados radicales, Marcos Espinoza, se declaró partidario de una reforma de la ley que creó la ADP.

El presidente del PPD, Jaime Quintana, opinó que fue el gobierno de Sebastián Piñera el que desnaturalizó la Alta Dirección Pública.

Quintana añadió que este sistema es valorable, pero requiere cambios que permitan el reemplazo de funcionarios para concretar la ejecución del programa del gobierno de turno.