Este 21 de marzo se celebra el Día Mundial del Síndrome de Down, una alteración genética descubierta por el médico inglés John Langdon Haydon Down en 1966, que entre otras consecuencias, causa un grado de discapacidad mental en quienes lo padecen, así como algunas alteraciones en ciertos aspectos físicos.

Las cifras han determinado que en Chile en 2005 nacían 5,22 niños con Síndrome de Down de cada 1.000, lo cual ha aumentado considerablemente si se compara con los 1,03 casos que había en 1972.

Ante el incremento de personas que poseen esta condición, surgen una serie de interrogantes respecto a si como sociedad estamos o no preparados para convivir con ellos, en especial debido a los prejuicios que hay en torno al tema.

Magdalena Cruzat, directora de la fundación chilena Complementa, que creó un proyecto educativo para guiar a las personas que padecen esta patología y a sus familias, señala sobre esto que “creo que los prejuicios se han ido terminando en la medida en que los niños han ido apareciendo. El tema es que Chile no está preparado para esta realidad, porque no cuenta con los medios, los profesionales, una política clara de lo que se debe hacer”.

Asimismo, recalca que la clave para evitar comportamientos inapropiados en quienes tienen Síndrome de Down, es educarlos correctamente y no dejarlos hacer lo que quieran, que es un error en el cual caen muchos padres.

Al respecto, acota que algunos de los mitos en torno a las personas con esta condición es que son violentos o excesivamente cariñosos. “Yo puedo decir que esas conductas no son parte del ADN de un niño con Síndrome de Down, son deficiencias en su educación. Si se educa el comportamiento, no se va a tener un niño violento. Si educas su sexualidad, no se va a tener un comportamiento a destiempo o promiscuo”, destacó.

“Ahora sí, son niños que no tienen filtro, pero no lo tienen porque no tienen prejuicios. Aún así, se debe educar”, agrega, en conversación con Down 21.

Por otra parte, Cruzat plantea que como organización, lo que más les preocupa es educar a estos niños en cuanto a la interacción con la comunidad, y no sólo el aspecto intelectual.

“Cuando algunos se plantean que un niño así debe estudiar lo mismo que sus otros hermanos, yo pregunto ¿para qué? Las personas con Síndrome de Down tienen un disco duro chico, y ahí hay que meter sólo lo necesario para que sean integrados. Hay algunos casos en que los niños llegan a la media, y dos o tres a la universidad, pero son excepciones”, expresa.

A continuación, puedes ver algunos de los “mitos” que existen respecto al comportamiento de personas con Síndrome de Down, los cuales son descartados por los especialistas:

1- Mito: las personas con Síndrome de Down tienen un retraso mental severo.

Realidad: la discapacidad mental de personas con esta condición es calificada de leve a moderada, pero con la guía adecuada, pueden desarrollarse intelectualmente. No obstante, requieren más dedicación que el resto de los estudiantes. Asimismo, cabe mencionar que tienen el derecho, igual que todos los demás, de asistir a cualquier recinto educacional aunque no sea exclusivo para jóvenes con capacidades especiales, según indica Asidown.

2- Mito: las personas con Síndrome de Down tienen problemas de comportamiento.

Realidad: como ya señalamos anteriormente, estos niños requieren que se les eduque sobre qué es correcto hacer y qué no. El problema con los menores que tienen mala conducta es que no han sido enseñados debidamente, pero eso no significa que no se pueda modificar su comportamiento y corregirlo.

3- Mito: las personas con Síndrome de Down son agresivas y/o promiscuas.

Realidad: éste se trata de un prejuicio que deriva del punto anterior. Si un niño con esta condición ha sido educado correctamente, y le han enseñado a manejar sus emociones y a cómo comportarse en público, no debería presentar este tipo de comportamientos. Como mencionó Magdalena Cruzat, estas conductas no se deben a su alteración genética.

4- Mito: los niños tienen Síndrome de Down porque sus padres los concibieron a muy avanzada edad.

Realidad: si bien está comprobado que la edad avanzada de los padres sí aumenta la probabilidad de que su hijo o hija tenga Síndrome de Down, no es el único factor determinante. Existe un alto porcentaje de parejas que son jóvenes e igualmente tienen niños con Síndrome de Down.

5- Mito: las personas con Síndrome de Down mueren siendo jóvenes.

Realidad: el Síndrome de Down tiene en varios casos otras patologías asociadas debido a su alteración genética. Sin embargo, si reciben los tratamientos médicos adecuados, pueden alcanzar una esperanza de vida de alrededor de 60 años, apunta Down España.

6- Mito: las personas con Síndrome de Down son niños por siempre.

Realidad: se desarrollan en todas las etapas de la vida de forma normal y respecto a su edad cronológica, tanto física como mentalmente. Por lo tanto, cuando llegan a la adultez pueden trabajar y mantener relaciones de pareja como cualquiera, y tratarlos igual que al resto ayudará a aumentar su autonomía e independencia, en lugar de mantenerlos sobreprotegidos.