Cuba inicia este viernes en París contactos con Francia a nivel de cancilleres de cara a la acordada normalización de relaciones mutuas con la Unión Europea (UE), a quien la disidencia reclama no olvidar la agenda de derechos humanos.

El canciller francés Laurent Fabius tiene prevista una reunión con su homólogo cubano Bruno Rodríguez el viernes a partir de las 18H30 GMT en el Quai d’Orsay, sede del ministerio francés de Relaciones Exteriores.

Cuba aceptó el 6 de marzo la propuesta de la UE de iniciar negociaciones para un acuerdo destinado a normalizar las relaciones mutuas, luego de una década de desencuentros y sanciones.

La reunión bilateral entre Fabius y Rodríguez es el primer diálogo a nivel de cancilleres tras el anuncio.

Según fuentes allegadas a las negociaciones, algunos países de la UE –especialmente los ex miembros del bloque soviético, y también Alemania y Suecia–, tendrían más reticencias que otros a la hora del acercamiento con Cuba a causa de las persistentes violaciones de derechos humanos en la isla comunista.

El disidente Elizardo Sánchez, que encabeza la Comisión cubana de derechos humanos y reconciliación nacional, presente esta semana en Francia, reclamó al gobierno francés, al resto de los países europeos y a la comunidad internacional “que tomen en cuenta los derechos de los cubanos”.

“El gobierno de Cuba sigue violando de una manera casi minuciosa todos los derechos civiles, políticos, sindicales, laborales y culturales de la gran mayoría del pueblo”, denunció Sánchez en entrevista con AFP.

El activista precisó que será recibido a su vez por la cancillería francesa el próximo lunes, oportunidad en la cual reafirmará los reclamos de la sociedad civil cubana en materia de derechos humanos.

Exigen en particular la liberación incondicional de todos los presos políticos, el fin de la represión a menudo violenta contra el movimiento de derechos humanos y pro-democracia, respeto por el Gobierno de compromisos internacionales ya suscritos, incluyendo pactos internacionales de derechos humanos, y el reconocimiento de la legitimidad de la sociedad civil cubana independiente.