Michelle Bachelet ya está en La Moneda. Llega con un programa de gobierno bajo el brazo que, en sí mismo, genera inmensas expectativas. La misma mandataria ya tuvo que referirse a ello.

Lo ocurrido con el gobierno de Sebastián Piñera está vivo: hace unos días el ahora ex mandatario puso la generación desmedida de expectativas como de las errores cometidos.

Pero hay una diferencia. La última elección fue más triunfo de Bachelet que de la Nueva Mayoría. Sus atributos personales su credibilidad, el fenómeno político en que se ha convertido hicieron la gran diferencia. Por lo mismo, expectativas y eventuales frustraciones se dirigirán, inevitablemente, hacia su persona.