La exhumación de los restos de Luis Espinoza Villalobos realizada en Fresia no sólo generó reacciones en el ámbito local, sino que también a nivel central. El presidente del partido socialista, Osvaldo Andrade, catalogó la diligencia como una avance hacia la verdad, mientras que Alfredo Argel, vocero de las agrupaciones de Derechos Humanos de la provincia manifestó que la pericia es insuficiente.

El pronunciamiento del timonel del Partido Socialista se fundamenta en la militancia PS que tuvo Espinoza Villalobos hasta los días de su muerte. Andrade indicó que la decisión del ministro en visita, Leopoldo Vera, fue muy acertada, puesto que acerca la verdad a los hechos ocurridos el 2 de diciembre de 1973. Además, felicitó a la familia del fallecido por la tenacidad mostrada para sobrellevar la delicada investigación.

Esta visión fue compartida parcialmente a nivel local por el presidente de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos, Alfredo Argel. Si bien el dirigente también valoró la diligencia, considera que aún faltan mucho por esclarecer en materia de Derechos Humanos, pese a que se trata de la primera investigación avanzada en la región.

Uno de los casos que continúa pendiente es el de Abraham Oliva, el dirigente campesino de Fresia cuyo rastro desapareció durante la misma madrugada en la cual se le dio muerte a Luis Espinoza.

Uno de sus hijos, Javier Oliva, manifestó que, a diferencia del emblemático caso del padre de Fidel Espinoza, los restos de su progenitor aún se mantienen sin ser ubicados. Y sobre la reciente exhumación, espera que el poder judicial también realice una investigación con tantos recursos como los vistos en el cementerio de Fresia.

Javier Oliva también fue uno de los que llegaron a acompañar este martes a la familia Espinoza al camposanto de Fresia, ocasión en la cual recibió un público reconocimiento de parte de los hermanos, hijos y nietos del fallecido ex parlamentario, por ser él quien inició de manera informal la investigación para aclarar qué ocurrió con ambos dirigentes socialistas durante la madrugada del 2 de diciembre de 1973.