Legisladores estadounidenses que apoyan la flexibilización de las leyes estatales sobre la marihuana se enfrentaron verbalmente este martes con funcionarios del gobierno de Barack Obama, que siguen catalogando a esa droga en la misma categoría que otros estupefacientes como la cocaína y la heroína.

El jefe adjunto de la agencia de control de drogas (DEA), Thomas Harrigan, afirmó que la marihuana debe seguir estando en la categoría conocida como “Calificación 1″, pese a que no pudo identificar una sola muerte por sobredosis atribuida al cannabis en el último año.

“La marihuana es la droga ilícita de mayor disponibilidad y más comúnmente abusada en Estados Unidos”, dijo Harrigan durante una audiencia en la Cámara de Representantes, junto a John Walsh, el fiscal general de Colorado, un estado que legalizó el uso recreativo de la marihuana.

El uso de la marihuana entre los jóvenes estadounidenses está en aumento, alegaron.

Pero estos comentarios generaron duras respuestas de legisladores críticos de la política antidrogas de Washington, que produce miles de arrestos por actos que ya no son criminalizados en 20 estados del país.

“Hemos realizado arrestos. Hemos gastado miles de millones de dólares, y no está funcionando”, dijo el legislador demócrata Earl Blumenauer.

Unos 750.000 estadounidenses fueron arrestados en 2011 por crímenes relacionados con la marihuana, una cifra superior a las detenciones por crímenes violentos, dijo Blumenauer citando cifras del FBI.

Al ser interrogado sobre la cantidad de muertes producto de la marihuana, Harrigan admitió: “No estoy al tanto de ninguna”.

El republicano John Mica afirmó que los conflictos entre las leyes federales y las de estados como Colorado necesitan ser resueltos.

Su colega de partido, Thomas Massie, criticó las restricciones al cultivo de cannabis, pero Harrigan dijo que estas estaban actualmente siendo revisadas.

Por su parte, el legislador demócrata Gerry Connolly advirtió que la política contra la marihuana en Estados Unidos tiene connotaciones raciales, al afirmar que los negros tienen cuatro veces más probabilidades de ser arrestados por crímenes relacionados con la droga que los blancos.