La NASA admitió este miércoles que un problema de fuga de agua en un traje espacial, que puso en peligro la vida de un astronauta italiano en la Estación Espacial Internacional (ISS) en julio pasado, había sido detectada una semana antes pero no fue diagnosticada correctamente.

El astronauta italiano Luca Parmitano tuvo que interrumpir con urgencia una salida al exterior desde la ISS el 16 de julio de 2013, debido a una importante fuga de agua en su escafandra.

El incidente, que ha sido considerado por los investigadores como uno de los más serios en la historia del programa espacial, se podría haber evitado afirmó la NASA en un informe publicado en su página web este miércoles.

“El traje espacial había sufrido la misma falla a final de una salida en el Espacio una semana antes. Este incidente no fue investigado adecuadamente, lo que habría podido evitar poner a un miembro del equipo de la Estación Espacial Internacional en peligro”, confesó la agencia espacial estadounidense.

El error fue atribuido a un “mal diagnóstico de la primera falla técnica”.

En el momento de la primera fuga, los ingenieros de la NASA pensaron que el líquido provenía de un recipiente que contenía el agua bebida por el astronauta durante su salida al Espacio.

“El problema es que no fue investigado de manera adecuada, pero eso no es algo que haya sido escondido o suprimido” insistió en una conferencia de prensa Chris Hansen, que dirige la investigación interna de la NASA. “El verdadero problema fue la falta de comprensión de la gravedad del incidente”.

“Creímos que el contenedor del agua potable era el origen de la fuga, lo que llevó a los ingenieros a fallar al detectar la verdadera causa del problema”, añadió.

Luca Parmitano detectó la presencia de agua en su casco 44 minutos después del comienzo de su salida orbital, lo que precipitó su regreso al interior de la Estación.

Su casco almacenó “1,5 litros de agua, lo que le impedía ver normalmente, subiendo incluso hasta su nariz y dificultando su respiración”, indicó el informe.

El problema fue atribuido a una contaminación del silicato de aluminio que obstruyó el ventilador de la pompa, lo que impidió que el agua circulara normalmente por los circuitos, indicó Chris Hansen.

La razón de esta contaminación no fue determinada.

“No hemos llegado aún como nos gustaría a la verdadera causa del problema”, lamentó Bill Gerstenmaier, administrador adjunto de la NASA para la exploración espacial humana.