El municipio de Concepción descartó aprobar certificados de inhabitabilidad a 34 familias del sector El Pino 1, que desde hace años sufren una plaga de termitas. Los vecinos quieren postular a un subsidio de renovación de viviendas

Ya no sólo hay paredes despegadas, techos con vigas sueltas o un piso que se rompe al paso de los residentes, sino que ahora también se comen la ropa de cama y de vestir, un hecho que llevó a estos vecinos a insistir con mayor fuerza en un subsidio para “renovarlas”.

En 2012 iniciaron los trámites con la Dirección de Obras Municipales para recibir los certificados de inhabitabilidad que les pidieron desde Serviu.

No se los entregaron porque antes debían hacer llegar un informe del SAG acreditando la presencia de termitas en las casas. Tras tocar varias puertas, consiguieron el documento, pero aún no consiguen el objetivo, explicó Libnia Gutiérrez, presidenta del comité.

Desde la DOM lo único que consiguieron fue un certificado de “vida útil limitada”, donde se estableció la presencia de termitas en las casas.

La única que obtuvo el certificado de inhabitabilidad fue Berta Recabal, presidenta de la Junta de Vecinos. Insistió, dijo, y con eso le firmaron el documento que podría permitirle acceder a una casa sin rastros de termitas. Pero sola no le sirve, aseguró, por lo que exige que la misma evaluación exhaustiva se haga en el resto de las viviendas.

Desde el municipio penquista respondió al emplazamiento el jefe de Gabinete, Humberto Toro, quien descartó de plano la entrega de los certificados, porque en terreno no se logró determinar que se trate de viviendas con riesgo de derrumbe por termitas.

La “anobium punctatum” extendería su presencia por varios kilómetros, afectando a más casas del Gran Concepción. Sus efectos a largo plazo pueden ser devastadores porque estos seres arrasan con todo a su paso, soltando los tablones y dejando las viviendas llenas de agujeros.

Ahora se analizará en futuras reuniones la posibilidad de fumigar el sector.

Revisa imágenes del daño provocado por las termitas, y la resolución del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG).

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