El presidente cubano, Raúl Castro, condenó este sábado la violencia generada en Venezuela y Ucrania que atribuyó a “círculos de poder” de Estados Unidos y sus aliados, al clausurar un congreso obrero.

“Estos hechos confirman que, donde quiera que haya un Gobierno que no convenga a los intereses de los círculos del poder en Estados Unidos y algunos de sus aliados europeos, se convierte en blanco de las campañas”, dijo el gobernante cubano, al clausurar en La Habana el XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC, única).

La prensa internacional no tuvo acceso a las sesiones del Congreso.

Según la agencia local “Prensa Latina”, Castro señaló que “ahora usan nuevos métodos de desgaste, más sutiles y enmascarados, sin renunciar a la violencia, para quebrar la paz y el orden interno e impedir a los gobiernos concentrarse en la lucha por el desarrollo económico y social, si no logran derribarlos”.

El 4 de febrero estudiantes venezolanos de San Cristóbal (oeste) iniciaron una serie de manifestaciones ante la inseguridad que golpea al país, que se extendieron a otros puntos y se sumaron reclamos contra la inflación, el cese a la represión policial y la liberación de detenidos tras las protestas.

Según cifras oficiales, los disturbios han dejado diez muertos: seis por balas o perdigones, tres en accidentes de vehículos durante las protestas y uno del que se desconocen las circunstancias.

“Albergamos la convicción de que el pueblo venezolano sabrá defender sus irreversibles conquistas, el legado del presidente Hugo Chávez y el Gobierno que eligió libre y soberanamente”, dijo Raúl Castro.

Venezuela es el principal aliado político, económico y comercial de la isla.

El presidente cubano consideró “alarmante” lo que ocurre en Ucrania y apuntó que la intervención de potencias occidentales debe cesar, para permitir a ese pueblo ejercer de forma legítima su derecho a la autodeterminación.

Tras varios días de fuertes protestas y manifestaciones, el parlamento ucraniano decidió este sábado la destitución de facto del presidente Viktor Yanukovich y la liberación de la líder opositora Yulia Timochenko.

“No debe ignorarse que estos hechos pueden tener consecuencias muy graves para la paz y la seguridad internacionales”, alertó.